

En esta noticia
La llegada inminente de la temporada de tormentas invernales en Estados Unidos pone al descubierto una crítica debilidad: la crónica escasez de personal dentro del Servicio Meteorológico Nacional (NWS).
Pese a los intentos por revertir años de recortes y despidos masivos, la agencia federal avanza a un ritmo alarmantemente lento en la recontratación de expertos meteorólogos e hidrólogos, un déficit que podría tener consecuencias fatales para la seguridad pública.
Ola de despidos: el Gobierno quiere reconstruir el Servicio Meteorológico
El origen de la actual crisis de personal se remonta a la ola de despidos y la no renovación de contratos que afectaron a cientos de profesionales clave durante la administración de Donald Trump. Los recortes, que eliminaron cerca de 550 puestos críticos a principios de este año, dejaron al Servicio Meteorológico Nacional en una situación de vulnerabilidad.

Ahora, el proceso de reincorporación avanza a “paso de tortuga”, a pesar de que el Gobierno autorizó la contratación de hasta 450 nuevos empleados. Hasta la fecha, el número de ofertas de trabajo aceptadas para puestos críticos como pronosticadores y especialistas apenas supera las ochenta.
Expertos como Rick Spinrad, ex jefe de NOAA, han calificado esta situación como un intento del “Gobierno está tratando de apagar un incendio que ellos mismos provocaron”, enfatizando que las contrataciones actuales ni siquiera cubrirán el déficit total y, crucialmente, no recuperarán la invaluable experiencia acumulada por los profesionales desplazados.
Dato Clave: una oficina de previsión del NWS requiere idealmente 13 meteorólogos para garantizar una cobertura ininterrumpida (24/7). Varias oficinas clave están operando actualmente con solo 10 u 11 empleados, forzando a los equipos a un límite operativo peligroso.
Cómo impacta en las alertas y pronósticos
La falta de personal ya está socavando la capacidad operativa esencial del NWS. La escasez se traduce en:
- Menos lanzamientos de globos sonda: varias oficinas han reducido la frecuencia de lanzamiento de globos meteorológicos, vitales para obtener datos atmosféricos cruciales (temperatura, presión, humedad) que alimentan los modelos informáticos de pronóstico. Menos datos equivalen a modelos menos fiables.
- Oficinas con horario reducido: algunas instalaciones, como la de Hanford, California, ya no pueden operar las 24 horas del día, un riesgo inaceptable cuando se necesita vigilancia constante ante fenómenos climáticos extremos.
- Riesgo de pronósticos retrasados: la sobrecarga de trabajo y la falta de manos pueden comprometer la precisión y puntualidad en la emisión de alertas de tormentas, algo que los expertos temen que pueda poner en peligro vidas y propiedades durante la próxima temporada invernal.













