

En medio de los crecientes conflictos internacionales, un nuevo país latinoamericano surge con uno de los ejércitos más poderosos luego de Brasil y México. El desarrollo de estas Fuerzas Armadas, junto a la nueva tecnología a disposición, pueden ser motivo de amenaza para Estados Unidos.
Aunque esos dos gigantes latinoamericanos siguen liderando el escalafón, el tercero oculto en ese podio ostenta un poderío no despreciable: una combinación sólida de blindados, artillería y cohetería que lo convierte en un actor estratégico en la escena regional.
¿Llega la Tercera Guerra Mundial?: el ejército latinoamericano que sigue los pasos de Brasil y México
La principal carta de presentación del ejército argentino es su flota de tanques medianos TAM, diseñados y fabricados por su propia industria, capaces de operar con eficiencia en terrenos amplios y en escenarios de defensa terrestre. En paralelo, mantiene en servicio unidades de caza-tanques SK-105, que ofrecen movilidad y precisión en zonas complejas.

A esto se suma un desarrollo clave dentro de su artillería: los lanzacohetes múltiples CP-30, capaces de disparar cohetes de 127 milímetros con un alcance considerable y una potencia que lo sitúa entre los sistemas más relevantes del continente. Esta combinación de blindados, caza-tanques y artillería moderna lo ubica como una referencia militar dentro de Latinoamérica.
¿Cuál es el poder de Argentina frente a Brasil y México?
Mientras Brasil destaca por su poder aéreo y naval, Argentina construyó su fortaleza principalmente en su capacidad terrestre, con sistemas blindados y cohetería de fabricación nacional que responden a una estrategia de defensa más clásica.
México, por su parte, concentra gran parte de su fuerza en tareas de seguridad interna, lo que deja a este país con una ventaja en términos de preparación para operaciones convencionales, maniobras combinadas y despliegues de artillería de largo alcance.
¿Por qué el Ejército de Argentina es un fuerte aliado para Trump?
Durante los últimos meses, la relación con Estados Unidos se profundizó a través de acuerdos de cooperación militar y ejercicios conjuntos. Ese acercamiento generó atención dentro del entorno de Trump, que sigue de cerca la capacidad de este país para modernizar su ejército sin depender completamente de proveedores externos.
La reciente Operación Tridente, realizada en su territorio con participación estadounidense, reforzó su posición en la región y mostró una fuerza terrestre capaz de operar en coordinación con potencias extranjeras. El ejercicio dejó en claro que su papel militar en el continente avanza a una velocidad inesperada.











