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Nueva York enfrenta una amenaza silenciosa pero real: miles de residentes evalúan dejar la ciudad ante un clima político y económico cada vez más incierto. Un nuevo sondeo advierte que el descontento podría traducirse en una fuga masiva de habitantes sin precedentes.
De concretarse, el éxodo de casi 800.000 personas sería uno de los mayores en la historia de Estados Unidos. Además del impacto social, supondría un duro golpe a las finanzas locales y al equilibrio económico de la metrópoli más emblemática del país.
¿Por qué casi 800.000 neoyorquinos planean escapar?
Una encuesta de JL Partners para el Daily Mail reveló que uno de cada diez neoyorquinos “definitivamente” se iría si el político Zohran Mamdani, identificado con la izquierda socialista, gana la alcaldía en las elecciones del 4 de noviembre. Otro 25% afirmó que “consideraría” hacerlo.
El estudio refleja un fuerte contraste entre quienes temen un escenario de “caos” y “desastre” bajo su gestión, y quienes creen que la ciudad podría volverse “más accesible” y “esperanzadora”. La amenaza que sacude a Nueva York es, según los analistas, una reacción a la incertidumbre que genera un cambio político radical.

¿Qué impacto tendría el éxodo en la economía de Nueva York?
La salida de cientos de miles de personas afectaría gravemente la recaudación fiscal. Según el sondeo, el 7% de quienes ganan más de U$S 250.000 al año asegura que se mudaría si Mamdani llega al poder. Este grupo —el 1% más rico— aporta la mitad de los impuestos sobre ingresos del estado.
Un retiro masivo de contribuyentes de alto poder adquisitivo podría desestabilizar las finanzas locales y limitar la capacidad de la ciudad para sostener programas sociales. Como señaló el encuestador James Johnson, “el simple prospecto de un alcalde tan polarizante ya lleva a muchos a considerar abandonar la Gran Manzana”.
Quiénes son los más propensos a marcharse
- Adultos mayores, preocupados por la seguridad económica.
- Habitantes de Staten Island, el distrito más conservador.
- Profesionales con altos ingresos, temerosos de mayores impuestos.
La amenaza que sacude a Nueva York no proviene de una catástrofe natural ni de un conflicto externo, sino del miedo a un cambio interno que podría transformar el rumbo de la ciudad más icónica de Estados Unidos.











