En esta noticia

Conocida por sus monumentos emblemáticos, su ritmo imparable y su riqueza cultural, Nueva York es una de las ciudades más importantes de Estados Unidos y del mundo.

Sin embargo, más allá de la Estatua de la Libertad, Wall Street, Times Square o Central Park, se esconde un pasado que no todos conocen y transmite más sobre la identidad de la ciudad que todas estas atracciones.

¿Quiénes llegaron por primera vez a Nueva York?

En la década de 1620, los primeros colonos holandeses se instalaron en la isla de Manhattan. Los holandeses, gran potencia comercial europea en aquel entonces, llegaron a América siguiendo el rastro de un navegante inglés contratado, llamado Henry Hudson.

Ahora bien, Manhattan no estaba deshabitado. Todo el conjunto de islas de Long Island, Manhattan, Staten Island y otras estaba dividido entre jefaturas y confederaciones de diversos pueblos indígenas.

Manhattan fue comprada por 25 dólares

De esta manera, los holandeses debían ponerse en contacto forzosamente con los grupos indígenas asentados en el territorio. Es así como surge la leyenda que los holandeses le compraron el extremo sur de Manhattan a los indios.

La ciudad que hoy es un epicentro financiero y cultural en el mundo fue vendida por un grupo de indígenas a los colonos holandeses por un precio de 60 florines, equivalente a unos 25 dólares del momento. El pago fue por medio de artículos valorados por los europeos en ese importe.

¿Cuál es el nombre original de Nueva York?

Una vez que los holandeses se asentaron en el territorio, bautizaron el asentamiento como Nueva Ámsterdam. La región pasó a formar parte de la colonia de Nueva Holanda, que estaba bajo control de Países Bajos.

Se estableció principalmente como un puerto comercial debido a su ubicación estratégica, y fue un centro clave en la explotación de recursos y el comercio de pieles.

¿Por qué cambiaron su nombre a Nueva York?

En 1664, el duque de York envió una flota de cuatro navíos a Nueva Ámsterdam exigiendo la rendición total de las autoridades holandesas para que Nueva Ámsterdam pase a ser territorio inglés.

El gobernador de Nueva Holanda, Peter Stuyvesant, se negó ante los ingleses y animó a la ciudad a prepararse para la batalla, pero no consiguió apoyo entre los colonos holandeses. Es así como los ingleses se hicieron cargo del territorio y lo bautizaron con el nombre que hoy lleva la ciudad, Nueva York.