

Estados Unidos confirmó que 2030 será el año clave para avanzar con su plan espacial más ambicioso y poner reactores nucleares en la Luna. La iniciativa forma parte de una nueva estrategia nacional que busca asegurar liderazgo tecnológico, presencia permanente fuera de la Tierra y control de infraestructuras críticas en el entorno espacial.
El cronograma fue establecido en una orden ejecutiva que redefine la política espacial del país. El foco está puesto en la exploración lunar, la seguridad nacional y el desarrollo de una economía espacial con fuerte participación del sector privado, con la Luna como base para futuras misiones a Marte.
¿En qué consiste el plan de Estados Unidos para dominar el espacio?
El plan de Estados Unidos para dominar el espacio fija como prioridad ampliar la presencia humana y tecnológica más allá de la órbita terrestre. El objetivo central es consolidar una presencia sostenida en la Luna antes de avanzar hacia Marte.
Entre los principales ejes del plan se destacan:
- Regreso de astronautas a la Luna antes del final de la década.
- Instalación de los primeros elementos de un puesto lunar permanente hacia 2030.
- Uso de lanzamientos comerciales para reducir costos y acelerar misiones.
Además, la estrategia apunta a fortalecer alianzas internacionales y a integrar capacidades comerciales para asegurar una arquitectura espacial flexible y de largo plazo.

¿Por qué Estados Unidos planea poner reactores nucleares en la Luna en 2030?
La decisión de poner reactores nucleares en la Luna responde a una necesidad operativa clave: garantizar energía continua en un entorno donde la energía solar no siempre es suficiente. El plan oficial prevé que un reactor lunar esté listo para su lanzamiento en 2030.
Esta tecnología permitirá:
- Abastecer bases habitadas y sistemas críticos.
- Sostener comunicaciones y operaciones científicas permanentes.
- Asegurar autonomía energética frente a otras potencias espaciales.
Con este paso, Estados Unidos busca consolidar una ventaja estratégica duradera en la nueva etapa de la carrera espacial, donde la infraestructura y la energía serán tan decisivas como los lanzamientos.













