

Los centros comerciales estadounidensesestán perdiendo a uno de sus inquilinos más emblemáticos. Benetton, la marca italiana que dominó las décadas de los 80 y 90 con sus icónicos suéteres de bloques de colores y sus polémicas campañas publicitarias, ha iniciado un plan de retirada masiva. La compañía anunció el cierre de 500 tiendas en todo el mundo como parte de un intento desesperado por sobrevivir en un mercado que se transformó radicalmente.
La empresa, que en su apogeo fue sinónimo de moda juvenil y provocación social, ahora lucha por mantenerse a flote en un entorno dominado por la moda rápida.
El cierre de una de las marcas más queridas del país
El declive de Benetton, según reportes, comenzó mucho antes de la crisis actual. A principios de la década de 2000, la marca empezó a perder fuerza frente a la llegada de gigantes del "fast fashion" como Zara y H&M. Estas cadenas podían producir las últimas tendencias en cuestión de semanas, mientras que Benetton, con su modelo tradicional, necesitaba hasta 12 meses para lanzar nuevas colecciones. Esta lentitud la dejó fuera de juego y la hizo perder su relevancia entre las nuevas generaciones de consumidores.
La crisis se hizo patente en sus finanzas. En 2024, la compañía registró pérdidas de 60 millones de euros, aunque esto representó una mejora significativa en comparación con los 230 millones perdidos el año anterior. La situación provocó un cambio drástico en el liderazgo, con la renuncia del CEO Massimo Renon y el director creativo Andrea Incontri.

Para intentar salvar a la empresa, el nuevo CEO, Claudio Sforza, ha puesto en marcha un ambicioso plan de rescate. Este incluye una serie de medidas drásticas como reducir a la mitad el tiempo de producción y optimizar el catálogo de productos.
Sin embargo, el camino no será fácil. Sforza admitió ante líderes sindicales que la situación es "compleja" y que se necesitará la cooperación de todos para asegurar el futuro de la empresa. Para una marca que en el pasado generó debates globales con sus campañas sobre el sida y la pena de muerte, su nueva realidad es mucho menos glamorosa, enfocada en una lucha silenciosa por sobrevivir.











