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Un grupo de científicos en Estados Unidos detectó un comportamiento inusual en los ríos de Alaska. A diferencia de los demás torrentes, se encuentran de color naranja y atentan gravemente contra la salud de todos los ciudadanos.
Expertos lo catalogan como “un colapso del ecosistema” y puede estar relacionado con el rápido avance del cambio climático.
Sin precedentes: identifican ríos naranjas en Estados Unidos
Los expertos explican que la coloración naranja proviene de la liberación de metales pesados como el hierro, el aluminio, el cadmio y diversos sulfatos. Al descongelarse el permafrost, estos minerales quedan expuestos al oxígeno y al agua, generando una reacción química que “oxida” los cauces naturales.
En el norte de Alaska, especialmente en la cordillera de los Brooks, se han identificado más de 70 ríos que presentan esta tonalidad oxidada. Los análisis de laboratorio confirman concentraciones de metales que superan los límites seguros para la vida acuática, lo que amenaza directamente a los peces, insectos y plantas acuáticas que dependen de estas aguas.

El fenómeno se asemeja al drenaje ácido que ocurre en zonas mineras, con la diferencia de que aquí no hay minería: el culpable es el deshielo acelerado por el aumento de las temperaturas globales.
¿Por qué es una amenaza para la salud ecológica y humana?
El exceso de metales en el agua altera el equilibrio químico de los ríos, reduciendo la cantidad de oxígeno y afectando la supervivencia de los insectos acuáticos, que son esenciales para el ciclo alimentario de especies como el salmón. Al morir estos insectos, disminuye la población de peces y con ello el sustento de las comunidades que dependen de la pesca.
Además, el agua con alta acidez puede corroer rocas, liberar más minerales tóxicos y afectar la reproducción de las especies. Algunos metales, como el cadmio, pueden acumularse en los tejidos de los peces, representando un riesgo directo para quienes los consumen.
Las comunidades locales, especialmente las indígenas de Alaska, enfrentan un problema de seguridad alimentaria y sanitaria, ya que muchas de ellas dependen exclusivamente de la pesca como fuente de proteína.
¿Cuáles son las precauciones que deben tomar los estadounidenses?
Los especialistas coinciden en que la única solución a largo plazo es reducir el ritmo del calentamiento global, que acelera el deshielo del permafrost y la liberación de estos metales contaminantes. También proponen reforzar el monitoreo de calidad del agua y desarrollar programas de alerta temprana en las zonas más vulnerables.
A corto plazo, las investigaciones buscan determinar si el agua afectada podría llegar a las fuentes de consumo humano y qué tratamientos serían necesarios para evitar su impacto. Asimismo, recomiendan vigilar la salud de los ecosistemas y de las especies más sensibles como indicadores del avance del problema.











