

La manera en la que nuestros antepasados entendían la geografía y la cartografía nos permite entender cuál era su visión del mundo miles de años atrás. Es por esto que el mapa más antiguo de la historia de la humanidad conocido hasta la fecha es de gran interés para investigadores y para el público en general.
Se trata de una losa de esquisto gris-azul que data de la Edad del Bronce temprana, específicamente entre el 2150 y el 1600 a.C., lo que le otorga una antigüedad de aproximadamente 3.800 a 4.000 años. Es conocida como "El Mapa de Saint-Bélec" y esconde una historia realmente fascinante.
La historia del mapa más antiguo del mundo
La piedra de losa fue hallada por primera vez en 1900 por el historiador local Paul du Châtellier en un túmulo prehistórico en la zona de Leuhan, en Francia. Lo curioso es que la pieza cayó en el olvido y estuvo guardada en el sótano de un castillo más de 100 años sin que nadie supiera su importante valor científico.
Recién en el año 2014 fue redescubierta y estudiada con modernos análisis con técnicas como escaneo 3D de alta resolución y fotogrametría. Un estudio realizado entre 2017 y 2021 por universidades e institutos franceses y británicos, incluyendo el Instituto Nacional de Estudios Arqueológicos Preventivos de Francia (INRAP) y la Universidad de Bournemouth, finalmente identificó las marcas como un mapa.

Al analizar el rol de la losa, los científicos se sorprendieron al reconocer que la topografía representa el valle del río Odet y su red fluvial en la Bretaña occidental. La precisión es increíblemente alta: un 80% de similitud con mapas actuales de una superficie de aproximadamente 30 por 21 kilómetros.

Se cree que la losa de Saint-Bélec funcionaba como un plano catastral, no para navegación, sino para representar el poder y la propiedad de la tierra de una élite social de la Edad del Bronce










