

Gustavo F. Alonso (*)
Fueron 2.901 las cabezas de ganado bovino en pie que salieron de Montevideo el 19 de septiembre en el buque “Spiridon II”, un antiguo barco de 52 años de edad, y con bandera de conveniencia: Togo, con destino al puerto de Bandimra en Turquía.
Arribaron a rada destino el 21 de octubre ingresando al Mar de Mármara. Ahí comenzó, o continuó, el drama de este malaventurado viaje. Supuestas divergencias en el porte del identificador electrónico de algunos animales y otros 469 que difieren de las listas, ocasionó la negativa al desembarque.
No hubo acuerdo en las negociaciones, y el barco emprendió su regreso a Montevideo. Al pasar por el sur de Italia regresó sobre su curso y entró al puerto libio de Benghazi, y en ese momento ya habían muerto al menos 65 animales. De allí zarpó nuevamente el 24 de noviembre con destino al puerto de Alejandría, en Egipto, adonde estima arribar el 27 de noviembre próximo.
El barco
Este buque, como todos los de su clase, se usan exclusivamente para el transporte de ganado en pie. Básicamente son cubiertas o “pisos” de ventilación abierta donde se acomodan los animales en corrales.

La primera paradoja es que estos barcos son muy viejos (en este caso 52 años), porque evidentemente son marginales. Buques petroleros o graneleros de esta antigüedad no se les permite navegar.
Incluso muchas compañías de seguro no cubren este tipo de transporte. El problema principal es que no es posible salvaguardar la vida de los animales en un caso extremo de accidente del buque, por lo que -como ya ha ocurrido- todos los animales están condenados a morir si un evento grave ocurriese. No hay medidas para mitigar estos efectos.
En todo caso, son más comunes las travesías más cortas, de cabotaje o nearshoring, pero las intercontinentales ya son menos comunes.
La segunda paradoja es la bandera del buque: Togo. Listada entre las banderas de “conveniencia” por la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF). Estar en esta indeseable lista, significa que tiene cuestionamientos en temas cumplimiento de normas mínimas sociales internacionales a bordo, y en especial el respeto a los derechos humanos y sindicales, así que, si ya están entre grises con la tripulación, imaginad con las pobres vacas.
Los animales
Durante el viaje se les provee de agua y una ración mínima y de baja calidad nutricional, ya que el vendedor sólo los quiere entregar vivos en destino, y en lo posible que no pierdan mucho peso. Hay veterinarios a bordo, para curar posibles heridas, recuperar animales debilitados, aplicar vitaminas, tónicos y sueros para que los que muestren signos de debilidad se mantengan de pie y se alimenten, etc. El objetivo es mantener la inevitable mortalidad en los valores más bajos posibles, nada más lejano que “bienestar”.
La vaca, se estresa por cualquier situación que se desvíe de su rutina diaria. Son animales rutinarios, y son instintivamente presa, no cazadores, por eso se alertan por todo. Esa alerta en principio es natural, pero como estímulo permanente se transforma en miedo y estrés. El resultado es tensión, alteración metabólica, disminución de apetito, irregularidades para descansar y finalmente la temida caída de los niveles de inmunidad.
El cambio de ambiente es una importante causa de estrés. Estos animales ya venían estresados al ser embarcados en el camión en origen. Desde allí no pararon los estímulos de alerta angustiante permanente. Y así en el viaje, los más débiles o que ya vienen con algún problema, empiezan a claudicar.
Si a esto le sumamos las picanas usadas en el brete de embarque, el encierro diferente, el cambio en la alimentación que seguramente se limitará a forrajes de baja calidad solamente para “llenar el buche” pero sin valor energético ni proteico, la calidad del agua, la imposibilidad de andar en el potrero, etc., etc., tenemos el purgatorio perfecto, pero sin promesa de paraíso.

Debido al rechazo del desembarque, los animales quedaron en rada Bandirma esperando, por lo que debió reforzarse el abastecimiento de forraje (de baja calidad). Así, las autoridades turcas permitieron el embarque de agua y ración el 9 de noviembre.
Particularmente en estos embarques hay una mayor proporción de novillas preñadas, porque es requerimiento del importador. Con total seguridad esas novillas corren mayores riesgos. De hecho, se comenta que una gran cantidad de ellas (se estima 150) han abortado. Las hembras, embarcadas con más de cinco meses de preñez con un stress prolongado y mala alimentación, seguramente estarán abortando. Para esos casos, no hay preparación para atenderlas a bordo, por lo tanto, las matrices seguramente también deben estar muriendo, eso ocurre unas 48 a 72 horas después del aborto.
Comercial o sanitario
Surgen varios interrogantes. El primero es que si fue un tema comercial y no sanitario como se dijo, simplemente se podría haber renegociado entre vendedor y comprador a fin de evitar el regreso. No había sido fácil, porque el pedido de importación estaba hecho por 15 empresas diferentes, y a todas les rechazaron las solicitudes.
Y si así fuere, resulta llamativo sobre porqué se efectúa una operación tan riesgosa en condiciones CIF o CFR. No tiene mucho sentido. Lo ideal sería que el importador garantice el viaje y desembarque por lo que debería comprar FAS o FOB. Pero claro, hasta ahora viene funcionando bien, no era necesario.
También llama la atención porque ganado de corte (para consumo de carne) de exportación normalmente tiene una trazabilidad mejor y más documentada que la de un cristiano. Los registros son electrónicos y también con tatuajes y/o caravanas (el arete plástico que se coloca en una oreja). Entonces suena bastante raro que haya desvíos en las identificaciones y marcas.
Pero digamos que hubo un desconcierto operacional y las listas no coincidían. Entonces si el problema fue comercial, ¿por qué intervino el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca si habían afirmado que se cumplieron todas las exigencias sanitarias al embarque? ¿Porque recién 24 días después que llegó el buque a destino, el Ministerio manifiesta su preocupación por un tema que supuestamente es comercial?
Vacas para hoy, nada para mañana
Desde Uruguay, señalaron que en 2024 se exportaron más de 315.000 cabezas que generaron ingresos por u$s 322 millones. Eso da como u$s 980 por cabeza promedio. Parece que se vende más barato al exterior que en el mercado de hacienda de Montevideo. Los ingresos por exportaciones de carne procesada envasada son muchísimos más altos. Uruguay es un importantísimo exportador de carne y ostenta un privilegiado mercado como Estados Unidos, Canadá, China y La Unión Europea.
Las ventas de ganado en pie han aumentado principalmente a Turquía y otros países de Medio Oriente. Estos países desean aumentar rápidamente su rebaño, por eso compran ganado en pie. Pero la estrategia de Turquía es importar ahora en pie, para comprar menos carne procesada en el futuro. Entonces, esta estrategia de Uruguay de vender ganado en pie evidentemente beneficia la caja inmediata de los exportadores, pero en alguna medida sofocará ese mercado en el mediano plazo.
Aquí el detalle técnico, es que, en estos últimos embarques de ganado en pie a Turquía, hubo una mayor proporción de hembras, y especialmente vaquillonas preñadas. Deshacerse de matrices de calidad a esta velocidad puede ser una estrategia peligrosa. Son errores que pueden requerir tres a cuatro años corregir.
Resulta paradójico también que Turquía y otros países, estén tan mal de planificación ganadera. Para hacer crecer rápidamente un rebaño con animales de calidad, se utilizan técnicas de fertilización in vitro e implantación de embriones en matrices receptoras que posean buenas condiciones de salud general y reproductiva. No es necesario exportar los animales en pie. Pueden ir embriones en avión.
Condición sanitaria
Digamos que las exportaciones de carne de Uruguay están tan prósperas que se dan el lujo de hacer estas cosas. Pero la pregunta es si realmente vale la pena manchar una reputación de país ganadero de primer nivel mundial.

Exportar sin valor agregado, deshacerse de matrices jóvenes de calidad, involucrarse innecesariamente en métodos de transporte muy poco usados en el mundo porque implican un alto grado de maltrato animal, y finalmente el resultado de la cantidad de muertes que se habrán registrado al llegar a un desconocido destino.
En mi humilde opinión, desde una privilegiada visión como criador y como especialista en transporte marítimo, creo que debería prohibirse definitivamente el transporte de ganado en pie. En todo caso, ¿es necesaria esta cruel barbarie medieval bajo el manto de una oportunidad comercial demasiado bizarra?
(*) Especialista en logística marítima y cabañero criador de ganado Jersey en Brasil, propietario de la Gran Campeona Nacional de la Raza por tres años consecutivos. Su establecimiento está certificado con el sello de Bien Estar Animal.









