El bioquímico Francisco Suárez Zabala se asoció con el perfumista Blas Dubarry a mediados de 1920. Juntos conformaron el laboratorio Suarry y en 1927 lanzaron al mercado la marca Geniol. Se trataba de un analgésico cuyos insumos para producirlo venían de diversos países, entre ellos Alemania, Francia e Italia.
Las publicidades de la época aseguraban que acababa con resfríos y dolores de cabeza y se vendía en paquetes de cuatro pastillos cada uno. Pero Suárez Zabala creía que el producto necesitaba un impulso de marketing, entonces contactó a Lucien Achille Mauzan, un reconocido afichista francés asentado en Buenos Aires para encargarle el proyecto.