

Tendrás tu puesta de sol. La exigiré. Pero según me dicta mi ciencia gobernante, esperaré que las condiciones sean las favorables.
Hace pocas horas la Presidenta, como el Rey del planeta lejano le prometía al Principito, le aseguró a Galuccio que el precio del gas en boca de pozo sería de 7,5 dólares el millón de BTU. ¿Habrá llegado la hora de las condiciones favorables?
Ciertamente, tras publicarse los resultados del último trimestre en YPF hay un clima de desazón por un resultado que fue la mitad del registrado un año atrás. No obstante hay que rescatar el hecho que la petrolera no se atrasa en la presentación de la información económico financiera y ha generado desafiantes propuestas a los proveedores de servicio locales. Pero justamente de la información presentada se desprende el hecho más preocupante para los inversores, y es que el precio del gas natural cayó por debajo de 1,7 el millón de BTU (5,6% menos respecto al año anterior).
Ante un escenario tan poco feliz para potenciales inversores, sin duda hacía falta un anuncio estruendoso. La pregunta es primero, si será sólo otro anuncio. El objetivo en tal caso sería el de animar al Directorio a mostrar este compromiso del gobierno a los potenciales inversores. Si bien es cierto que Argentina lidera el ranking de países de alto riesgo de negocios, también es reconocido su potencial geológico en términos de recursos no convencionales, que son los que más capitales requieren para su desarrollo. 7,5 dólares no es un precio desdeñable.
La segunda cuestión que surge es quién pagará ese precio. Es sabido que las tarifas de gas se mantienen congeladas desde hace tiempo. Los más resonados incrementos producidos a fines de 2011 sólo alcanzaron a un pequeño porcentaje de los consumidores y su recaudación se consignó al financiamiento del gas importado, no a los productores locales. Esta semana hubo otro anuncio de un cargo fijo adicional para financiar la expansión de redes, que en definitiva irá a los enflaquecidos bolsillos de las distribuidoras (a menos que se impugne legalmente por encubrir un aumento tarifario no acorde a los procedimientos requeridos). Nada aun para los productores.
El sector que ha tenido los mayores incrementos en los últimos tiempos ha sido la industria y los generadores eléctricos. Estos últimos en particular se encuentran en un estado de apremio financiero, dado el congelamiento de las tarifas eléctricas. Para ellos aun no hay señales de cambio. Si promesas. Para las industrias, el deterioro en la competitividad ha sido evidente, con lo que nuevos incrementos en la tarifa no serían bienvenidos.
Quien en cambio ha amortiguado mayormente los incrementos del gas en boca de pozo por mecanismos de ajuste tipo Gas Plus ha sido la compañía mixta Cammesa, administradora del sistema eléctrico mayorista. Pero es sabido que este organismo acumula grandes pasivos, que periódicamente compensa con créditos blandos del gobierno nacional. En tal sentido, de convertirse en el cliente de las futuras ventas de YPF al nuevo precio fijado, sabemos que se terminará financiando con mayor nivel impositivo y/o inflacionario.
En este sentido estamos nuevamente como el perro que se muerde la cola. Las soluciones que sigue proponiendo el Poder Ejecutivo a la restricción energética no hacen más que acentuar el problema macroeconómico. En tal sentido y como tercera cuestión adicional, el precio otorgado por la jefa de Estado se ha fijado en dólares. Quién ha visto un dólar en este país, diría el General. Ciertamente sabemos que en la medida que la restricción energética perdure y la inflación siga erosionando el poder adquisitivo de la moneda, habrá cepo cambiario para rato. Incluso para las empresas que quieran invertir.
Bajo un escenario conservador, a partir de un modelo simple de oferta y demanda, estimamos que el faltante de energía en 2013 superará en más de 1500 millones el déficit del año 2012, cercano a los 3500 millones de dólares. En la medida que las restricciones de consumo para la industria se relajen o se reactive la economía, fácilmente podrían superarse los 5000 millones antedichos. En ese caso la sábana corta limitará la disponibilidad de divisas ... y otra vez el perro mordiéndose la cola.
Es por todo esto que creemos estar en presencia de un anuncio que expresa una voluntad cuya realización está trabada hasta en las propias planillas de cálculo, que por estas horas inundan las computadoras de la Secretaría de Planificación económica.
Y como tan claramente lo expresó Antoine de Saint Exupery, la autoridad debiera apoyarse antes que nada en la razón.










