

Durante los últimos 7 años los argentinos hemos soportado un aumento progresivo de precios. Para el gobierno lo importante fue controlar el índice y no la inflación, pues le permitió recaudar más fondos sin pasar por el Congreso. Para los ciudadanos, la recuperación salarial y la mejora en el nivel de actividad, taparon todo. El miedo al 2001, a los neoliberales del 90 y el recuerdo de la situación cuasi anárquica vivida, sin duda actuaron como anestesia complementaria. Mientras tanto, intelectuales de Carta Abierta ratificaron una realidad que se ha verificado tanto con gobiernos autoritarios como democráticos: El apunamiento del erudito ha hecho más daño a Argentina que la presunta ignorancia del menesteroso.
Consultores privados fueron agredidos, juzgados y finalmente absueltos por dar su índice alternativo. Como era previsible, la manipulación acumuló distorsiones en el tipo de cambio y lo hará próximamente con las tarifas.
Quien manipula una estadística oficial, es un delincuente y no un mal educado o un fascista. Si un laboratorio de análisis clínicos hubiera falseado 7 años el resultado del análisis de diez personas, de cien, de cien mil, de millones... ¿Cómo calificarían la justicia, las organizaciones de derechos humanos y la sociedad ese delito?
La diferencia entre el índice del Congreso y el del INDEC podría ser la diferencia entre un mamarracho (a decir del gobierno) y un delito. Y esa diferencia no es menor. No es lo mismo si un diario miente, que si un gobierno miente. El diario, la gente lo puede dejar de comprar. El poder de daño de un gobierno que miente es incomparable, como fueron incomparables los asesinatos de la guerrilla con el posterior genocidio del Estado.
Aunque festejen los mercados, pocos motivos tendremos para festejar los docentes, los jubilados, y en general los asalariados. Tampoco festejarán las pymes la caída en el nivel de actividad y la presión impositiva creciente. Es un deber del jefe de gabinete informar en alguna de sus conferencias a cuánto pasaron los 6$/día que alcanzaban para alimentarse a una persona en el 2013.
La verdad es la puerta de la libertad. Hasta hace muy poco la inseguridad era una sensación, la inflación una mentira, el problema energético un invento de siete ex secretarios de energía y, el avance narco, una exageración de la Iglesia.
Políticos y economistas viven destacando: el yacimiento Vaca Muerta, el agua, la minería, la agroindustria, el turismo como factores claves de un altísimo potencial de desarrollo. Sin embargo, seguimos desperdiciando décadas con niveles infames de pobreza. Tenemos dos años muy duros por delante. Si oposición y oficialismo, logran en el Congreso acordar una agenda de temas estratégicos, las posibilidades de bajar la pobreza, la indigencia, y mejorar la calidad de vida son altas. La existencia de candidatos oficialistas con experiencia de gobierno, que toman como lema que pensar distinto no puede llevarnos a vivir distantes, genera esperanza de cambio. Cerca está el momento donde la sociedad demande que así como todos los datos tomados del INDEC sean publicados en la web, Todo ingreso y egreso público, sea igual a ingreso y egreso publicado. La transparencia en la información pública será un hecho revolucionario, y permitirá diferenciar para la gestión de cualquier gobierno que esté en el poder, la ética de los discurso de la ética de las conductas.










