

Estimada Cecilia: me permito escribirle esta carta con el sincero deseo de ayudarla a que su gestión tenga éxito. Yo también fui nombrado Embajador ante la Casa Blanca con limitada experiencia diplomática, aunque con la ventaja de haber negociado intensamente durante todo 2002 con las autoridades políticas norteamericanas la restructuración de la deuda argentina; y con la coincidencia de representar en ese momento a un país con bajísima credibilidad.
Por lo que he leído ,veo que su principal objetivo es comercial; pero permítame comentarle que no hay comercio sin política. EEUU es un país muy proteccionista y cualquier decisión en ese sentido es el resultado de una negociación en la que las consideraciones políticas son centrales. No pretenderé que pueda Ud cambiar una política exterior argentina en la que las consideraciones tácticas han sido mas importantes que las estratégicas, pero me permito sugerirle que- si quiere tener éxito en su Embajada- convenza a la Sra Presidenta que la única forma de lograr sus objetivos comerciales, es que la Argentina vuelva a ser relevante y previsible. Si no, lamento decirle que pocos responderán a sus llamadas. La buena diplomacia es- al igual que la buena política- un juego de carambolas en el que las jugadas deben complementarse bien.
Le transfiero también un consejo que me dio un viejo Embajador antes de partir: la mejor herramienta de la diplomacia, es el café(y tal vez algún whisky). Mucho tiempo de diálogo, escucha del otro, respuesta construyen confianza y abren puertas. No rehuya entonces el diálogo con todos los espacios que pueda; y sea lo menos dogmática posible. La ayuda para una buena negociación llega del lugar menos esperado y en Washington hay muchos lugares y personas relevantes.
Me permito recomendarle que no le crea a Horacio González en su descripción lombrosiana acerca del Juez Griesa, cuya cara es muy parecida a la de millones de norteamericanos de su edad, quienes no representan como luminarias inertes las antiguas guerras de conquista. El americano promedio es un buen tipo, laburador y familiero ,que ama a su país. Lo peor que uno puede hacer es llegar allí suponiendo -como lo dice González- que detrás de cada yanqui se esconde un comando marine.
Trate de construir la agenda que Timmerman no tiene. Le aseguro que hay muchas cosas en común con los EE.UU, si es que se acerca con una actitud sincera de interactuar. Al enorme éxito del programa espacial conjunto, podrá tal vez agregar intereses comunes en el campo agrícola, de la lucha contra el terrorismo, la educación y la cultura, los DDHH, misiones de paz, etc. Trabaje cerca de los latinos , quienes son ya una fuerza política importantísima. Gáneselos y tendrá amigos en el Congreso.
Si lee con cuidado la plataforma y los desafíos de Obama, los encontrará mas cerca de sus propias ideas de lo que muchos en su Gobierno piensan. Hay mas razones para colaborar que para enfrentarse con un Presidente Demócrata como este.
Todo suma para lograr sus objetivos, que parten de una plataforma muy baja. Ser amigo de Argentina es hoy una carga para la mayoría de los países de América Latina y para los funcionarios del Departamento de Estado. Tendrá Ud que remontar una larga cuesta plagada de frases impropias, acciones increíbles (como la del avión) y reacciones impredecibles. Si llega convencida de que le creen poco , su trabajo será mas fácil.
Finalmente, permítame recomendarle que use intensamente las tres mas importantes herramientas diplomáticas de nuestros país: los diplomáticos de carrera (los de la vieja guardia, si aun quedan, bien formados y con experiencia);el vino y el tango. No se si baila tango; pero en todo caso, hay mucha gente en Washington que lo hace y muy bien. Para ellos, Argentina sigue siendo un paraíso por esas buenas razones; y su Embajada debería poder aprovecharlas.
Que tenga buena suerte. Aunque sus amigos políticos no lo crean, EEUU sigue siendo el país mas importante del mundo.










