La relación entre salud y crecimiento económico está en el centro del debate. Es que luego de la pandemia, así como nuevos estudios muestran que el impacto de las enfermedades trasciende lo sanitario y compromete la productividad, el empleo y la sostenibilidad de los sistemas. En la Argentina, esa pérdida alcanza al 6,4% del PBI, el doble del promedio regional.

“Cada vez hay más estudios que confirman que la salud no es solo un tema cenital, sino una cuestión de desarrollo”, afirmó Eduardo Junqueira, Managing Director de Johnson & Johnson Innovative Medicine. Explicó que el sector propone un cambio de perspectiva: dejar de ver la salud como un gasto y empezar a considerarla “una inversión estratégica que aumenta productividad y al final dinamiza el crecimiento”.

Según el ejecutivo, la evidencia es contundente. “Por cada u$s 1 invertido en salud a nivel global, se pueden generar hasta u$s 4 en retorno económico”, señaló. Ese círculo virtuoso. “donde mejores resultados sanitarios, acceso y calidad de atención impulsan la productividad, se traduce en sociedades más dinámicas y sistemas económicos más robustos”.

El costo de no actuar, advirtió, también es evidente. Cuando una parte significativa de la población atraviesa enfermedades, aparecen gastos médicos, pero también pérdidas económicas por la caída en la participación laboral. “No invertir en salud tiene consecuencias reales para las personas, sus familias y para la sociedad en su conjunto”, remarcó. Hoy, hasta un 15% de los trabajadores mayores deben jubilarse antes de tiempo por problemas de salud.

En ese contexto, Junqueira señaló que el desafío es compartido. “La pérdida de productividad por enfermedad equivale en la Argentina a un 6,4% del PBI. Esto es el doble del promedio de la región. Hay que hacer un trabajo público-privado”, sostuvo y agregó que la innovación farmacéutica es clave para prevenir, tratar y mejorar el bienestar social, con un enfoque que priorice atender lo que no pueda prevenirse.

La adopción de hábitos saludables también sería decisiva. Junqueira citó un informe reciente: “Hay un estudio de McKinsey que dice que si logramos que más gente adopte estilos de vida más saludables, podríamos sumar hasta 12 billones de dólares al PBI global para 2040”. Para eso, subrayó la importancia de invertir en intervenciones tempranas que frenen enfermedades antes de que aparezcan o avancen.

Impacto visible

El impacto de la innovación médica ya es visible. En la última década, los desarrollos en nuevas moléculas y tratamientos generaron mejoras sustanciales en expectativa y calidad de vida. “Se estima que el 70% de los avances en la esperanza de vida que conocemos hoy se debe a los medicamentos”, indicó. En áreas críticas como cáncer, la mortalidad cayó un 30%, lo que equivale a 2,6 millones de muertes evitadas.

Pero el potencial de esa innovación depende del acceso. “Sabemos que los medicamentos solo pueden ayudar si la gente puede conseguirlos”, advirtió. Por eso, la compañía trabaja para ampliar el acceso equitativo y mejorar la atención, en articulación con múltiples actores del sistema.