El anuncio de una ayuda para la Argentina que hoy difundió el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, que agradeció el presidente Javier Milei y reforzó la titular del FMI, Kristalina Georgieva, lleva gestándose hace más que un par de semanas.
Es más que claro en todas las oficinas de Washington, que el apoyo político de Estados Unidos -y de organismos internacionales donde ese país tiene un peso fuerte- al gobierno de Javier Milei no tiene fisuras. En el departamento de Estado y el Tesoro, el propósito unánime es que la Argentina prospere, no solo por la aparente cercanía de Milei y Donald Trump -que los muestra como aliados estratégicos ante el mundo-, sino para que el país se convierta en un ejemplo en la región que imiten los vecinos latinoamericanos. Ajuste, estabilidad y libre empresa son banderas que se quieren izar.
En las últimas semanas y precipitándose ante la volatilidad en los mercados que trajo el resultado de las elecciones de la provincia de Buenos Aires, adverso para Milei, quedó claro en Estados Unidos que no basta con un apoyo discursivo y en la previa al encuentro que mantendrán los presidentes de ambos países durante la Asamblea de la ONU en Nueva York, subieron las expectativas sobre una asistencia real de fondos, un aporte en el que venían trabajando pero con tiempos más largos.
En la última semana, la decisión se aceleró y mientras los funcionarios estadounidenses coincidían en que hay 'instrumentos creativos' para aplicar como ayuda a la Argentina, decidieron trabajar sobre las expectativas con un anuncio formal aunque todavía sin detalles de montos y de fechas, que de hecho, se ultiman.
A quienes toman decisiones en Estados Unidos les gusta el enfoque del gobierno argentino pero observan que hay que evitar una ‘agenda dispersa'. No ven con buenos ojos el refinanciamiento constante ni las intervenciones directas en el sistema financiero que ponen nerviosos a los banqueros, pero coinciden en que en plena crisis como la de la semana pasada, el equipo económico de Milei tendrá que hacer ‘lo que pueda' para llegar con estabilidad a las elecciones de octubre. Asumen que en los próximos días se verán estrategias de corto plazo pensando en las elecciones, decisiones sobre las que la mirada del Norte será ‘flexible' siempre que sean temporales. El ancla fiscal y aumentar orgánicamente las reservas sí son innegociables como faros, dicen. Habrá tiempo después para dar más consistencia al marco cambiario y monetario, admiten también.
Ante el desmadre de la semana pasada, con el dólar sobre el techo de un sistema de bandas que no termina de convencer y con el riesgo país encima de los 1400 puntos, en Estados Unidos se decidió actuar sobre las expectativas con un anuncio que fue efectivo hoy.
Mientras tanto, se piensa en diferentes respaldos adicionales a los ya dados -como dijo el propio Bessent todas las opciones están sobre la mesa para apoyar a la Argentina- enfocados principalmente en instrumentos bilaterales que el Tesoro pueda hacer llegar como aquellos que dieron en 1994 a México, en la histórica crisis del tequila, con garantía de Pemex sobre producción futura, siempre alineados a los objetivos acordados con el FMI y que logren darle sustentabilidad a la deuda pública, con montos mucho más acotados que con los que se especuló en los últimos días y hasta simbólicos teniendo en cuenta el uso de reservas para controlar el tipo de cambio que se registró la semana pasada y los vencimiento que se avecinan.
Es que a pesar de la volatilidad argentina, los banqueros de Wall Street ven que el contexto mundial beneficia al país. El mundo busca proveedores de alimentos y energía, dos sectores donde la Argentina tiene potencial y donde los inversores ponen la mira. Lo mismo con la tasa de Estados Unidos (una esponja de dólares del mundo) que bajó y prevén que vuelva a hacerlo, un beneficio para los países más riesgosos. Pero la política argentina no da tiempo para aprovechar los contextos y el golpe de efecto era necesario para calmar la volatilidad doméstica.
En el FMI y el Banco Mundial el apoyo a la administración de Mieli es igual de intenso que en el gobierno americano. Ironizan en esos organismos con que el modelo que plantea el gobierno argentino es casi igual a sus ‘manuales' y se repite que comparten un concepto: razonabilidad. También que es momento de consensos y que hay líneas otorgadas a las provincias y proyectos privados que demandan acuerdos políticos que garanticen la gobernabilidad. El llamado de Milei a gobernadores fue una señal necesaria y positiva, aseguran.
Pero mientras esos organismos también buscan la forma de hacer llegar ayudas a la Argentina, el país continúa en la lista de ‘sensitive markets', que obliga a que muchas reuniones de trabajo e incluso acuerdos no sean difundidos hasta último momento para no afectar a los mercados. Manejo de expectativas y un poco de paciencia serán necesarios.