Qué significa "vivir el presente" y cómo aprender a disfrutar del momento, según la psicología
La psicología aporta una mirada clave para terminar con la ansiedad y la tristeza y poder concentrarse en el presente.
En un mundo donde las preocupaciones parecen no tener pausa y las exigencias del día a día presionan con fuerza, resulta común perder de vista lo más básico: el momento presente. Desde la psicología, se ha comenzado a poner especial énfasis en la importancia de conectar con el "aquí y ahora" como una vía hacia el bienestar emocional.
Esta mirada de la psicología invita a repensar la relación que se tiene con el pasado y el futuro, sin negarlos, pero dándoles el lugar que les corresponde.
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Psicología y el valor de vivir el "aquí y ahora"
Para la psicología contemporánea, vivir el presente es una herramienta terapéutica poderosa. Especialistas como los vinculados a la psicología humanista y a la terapia de aceptación y compromiso sostienen que el sufrimiento mental muchas veces surge al quedar atrapados en recuerdos dolorosos o anticipaciones ansiosas.
La vida se experimenta en el momento actual. Es ahí donde se toman decisiones, se siente, se cambia. A través de prácticas como la atención plena -o mindfulness- se propone dirigir la mente hacia lo que sucede en el instante presente, sin juzgarlo, permitiendo que las emociones fluyan y se gestionen de manera más saludable.
Este enfoque también implica aceptar la incomodidad como parte de la experiencia, sin tratar de evadirla ni proyectarla en un futuro incierto. Solo en el presente se puede actuar para resignificar lo que se ha vivido y construir un bienestar más estable.
El pasado no se puede cambiar, pero sí resignificar: la visión de la psicología
Desde la psicología se reconoce que el pasado tiene un rol en la conformación de la identidad. Las vivencias, tanto positivas como dolorosas, forman parte del bagaje emocional que cada persona carga. Sin embargo, cuando estos recuerdos se convierten en una fuente constante de culpa, arrepentimiento o frustración, terminan siendo un obstáculo para el bienestar.
Estudios psicológicos indican que una gran parte de los pensamientos humanos están dirigidos al pasado, especialmente a experiencias negativas. Esta tendencia natural del cerebro puede llevar a revivir escenas dolorosas o a castigar conductas propias que ya no se pueden modificar. Por eso, se enfatiza la necesidad de cambiar la perspectiva desde la cual se miran esos recuerdos.
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No se trata de ignorar lo que fue, sino de entender que el presente ofrece la posibilidad de reinterpretar y darle un nuevo sentido a esas experiencias. Dejar de pensar que lo que no se hizo antes jamás podrá lograrse es un paso importante para romper con esa prisión mental. Al final, el crecimiento emocional implica mirar hacia adelante con voluntad de actuar en el aquí y ahora.