

Es cierto: No hay manual que enseñe cómo ser padres. Sin embargo, la neurociencia da algunas respuestas basadas en la evidencia. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao asegura que cuando debes marcarle a tu pequeño que ha tenido una mala contestación lo mejor es guardar silencio, esperar y recién en ese momento contestar. ¿Por qué?
Bilbao explica que el silencio puede ser más efectivo que una respuesta igual de impulsiva que la del niño u adolescente. Esa breve pausa de los padres no solo ayuda a corregir el comportamiento sino que al mismo tiempo fortalece el desarrollo emocional de los hijos.
Neurociencias: La importancia de la pausa antes de responder

Especialista en neurociencia y educación emocional, Bilbao asegura que dejar pasar al menos 5 segundos luego de que tu hijo ha tenido una respuesta impertinente es una estrategia válida para la neuropsicología y la educación emocional.
"No hay solución más efectiva que el silencio", asegura Bilbao para responder ante insultos o respuestas inapropiadas. La base de esta postura radica no solo en la gestión de las emociones infantiles sino al mismo tiempo, en el autocontrol de los adultos a cargo de la crianza.
¿Qué le ocurre a un niño cuando da una mala contestación? "Cuando un niño da una mala contestación suele ser porque esperaba hacer una cosa y no se lo estás permitiendo. Ese cortocircuito en su sistema de expectativas hace que se sienta frustrado", señala el neuropsicólogo.
Al responder de inmediato, existe el riesgo de que el niño asocie mala conducta con una descarga de dopamina, reforzando el patrón negativo. Si mantienes unos instantes silencio favoreces la construcción de estrategias de regulación saludables y al mismo tiempo, evitas una respuesta emocional a su desregulación.
En pocas palabras, la neuropsicología infantil sostiene que, en estas situaciones, el adulto debe actuar como facilitador del aprendizajeemocional, no como amplificador de la frustración.
Silencio para ganar autocontrol

Bilbao sostiene que en esos 5 segundos en que el adulto calla, se desactiva la respuesta emocional algo de vital importancia en tanto le enseñas al niño que es posible ganar autocontrol sin perder la paciencia.
Desde el enfoque de la neuropsicología, esta breve espera permite que los adultos gestionen sus propios impulsos y modelen conductas de regulación emocional frente a los niños. No reaccionar de manera inmediata ante una provocación protege tanto el vínculo como la credibilidad de quien educa.
Al ofrecer un modelo de calma y reflexión, se transmite a los niños la importancia de gestionar la frustración de manera respetuosa. Esta pausa inteligente permite a los niños aprender que no todas las palabras requieren respuesta. Es posible escuchar sin intervenir con comentario.
Al hacerlo, se ayuda a los niños a entender el valor del diálogo respetuoso como vía adecuada para la expresión de sus emociones. Ignorar ciertos comentarios impertinentes enseña que la confrontación no es la estrategia que les abrirá puertas en la comunicación.













