

Ucrania decidió desmantelar drones rusos para rastrear su procedencia. De esta manera, descubrió que la implicación tecnológica deChina es mayor de lo que parecía, y está creciendo.
En los últimos meses, los expertos comenzaron a desarmar sistemáticamente modelos como el Shahed-136, con el objetivo de identificar el origen de sus componentes. El resultado confirma lo que muchos ya sospechaban: parte de esta tecnología viene directamente de Asía.
A pesar de que el país sostiene su neutralidad, documentos filtrados demuestran un complejo entramado de acuerdos logísticos, cooperación empresarial y transferencia de tecnología que permiten a Rusia mantener y expandir su producción, sorteando las sanciones occidentales.

El laboratorio ruso que fabrica en la frontera de China
Una empresa poco conocida, Aero-HIT, con sede en Khabarovsk, se convirtió en el eje de la producción nacional de drones de combate.
Allí, a solo 30 kilómetros de la frontera con China, se ensamblan los modelos Veles, drones tipo FPV de bajo coste, pero alta efectividad, ya desplegados en zonas como Jersón.
Según documentos obtenidos por Bloomberg, esta compañía mantiene una red encubierta de cooperación con empresas chinas, en particular Autel Robotics, fabricante de drones civiles.
Aunque la firma niega cualquier vínculo con Rusia desde 2022, la evidencia apunta a otra realidad: reuniones, inversión compartida y producción localizada del modelo Autel EVO Max 4T.
Esto permitiría a Rusia no sólo ensamblar, sino también mantener y mejorar sus drones sin depender del exterior.
Cómo se elude el cerco occidental: zonas francas, empresas pantalla y mariscos
Para sortear las sanciones, Moscú no solo recurre a empresas chinas: diseñó un ecosistema completo de camuflaje logístico. Desde 2022, firmas ficticias o de rubros ajenos -como distribuidoras de mariscos o compañías inmobiliarias- funcionan como pantallas legales para mover piezas, facturar transacciones y gestionar envíos.
El uso de zonas aduaneras especiales, como la Zona de Libre Comercio de Harbin, permite a intermediarios operar con mayor opacidad.
Algunas empresas, como Renovatsio-Invest o Shenzhen Huasheng Industry, incluso fueron sancionadas por Estados Unidos, pero siguen participando del suministro a través de redes paralelas.

De juguete civil a arma de guerra: la ambigüedad como estrategia
La producción de drones rusos avanza a un ritmo vertiginoso. Aero-HIT ya fabrica entre 200 y 300 unidades por mes y aspira a alcanzar las 10.000 mensuales en 2025, según estimaciones de Ucrania.
El objetivo: saturar el cielo con enjambres de drones de largo alcance, como ya ocurrió en ataques recientes con más de 500 unidades en una sola noche.
Autel insiste en que es una compañía civil, sin licencias militares, y que no coopera con Rusia. Pero según los informes filtrados, el vínculo persiste, mediado por ingenieros individuales, filiales o distribuidores.
Mientras tanto, el gobierno de Xi Jinping afirma que nunca entregó armas letales a ningún bando, aunque admite que controla exportaciones de bienes de "doble uso" como los drones.















