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En el año 2014, dos investigadores (José María Bermúdez de Castro, y la actual directora del Centro Nacional de la Evolución Humana de Burgos, María Martinón Torres) encontraron en la cueva de Hualong, en China, un descubrimiento que ahora pone en jaque lo que conocemos sobre la especie humana.
Los dos paleoantropólogos españoles y sus colegas chinos publicaron un artículo donde explican que los huesos hallados en aquel lugar revela que no pertenecen a ninguna especie conocida, pero su mezcla de rasgos arcaicos y modernos los sitúa muy cerca de la nuestra, Homo sapiens.
El hallazgo tiene 300.000 años de antigüedad sería de un niño de entre 12 y 13 años. Los restos fueron comparados con otras muestras de Homo sapiens, neandertales y Homo erectus. La conclusión es que son una especie distinta que aún no ha sido descrita.
Qué significa el nuevo descubrimiento
Los científicos encontraron una combinación de características arcaicas y modernas "inesperada". El artículo original fue replicado por la revista Nature que adelantó abiertamente la hipótesis de que estamos ante una nueva especie humana.
"En Asia hay fósiles, como este, que no encajan ni en Homo erectus ni en los neandertales ni en Homo sapiens, así que está claro que hay algo más", explica María Martinón Torres, una de las jefas de la investigación. "Lo primero que pensaría todo el mundo es que forma parte de los denisovanos, porque ahora mismo ese grupo es un cajón de sastre", explica. En cambio, "nosotros pensamos que es otra cosa, estaríamos hablando de una población a partir de la cual se origina Homo sapiens, a lo mejor, lo que estamos viendo es la presencia de una población madre de la que luego saldrá nuestra especie".
La idea de que el cráneo chino pertenece a una nueva especie ha sido acogida por los expertos "de forma positiva", afirma la científica. "Ahora mismo todo el mundo tiene una mentalidad abierta porque en Asia hay muchas cosas que aún no sabemos lo que son, pero antes que poner nombres tenemos que poner orden", concluye.