

En la necrópolis de Hisardere, en el distrito de Iznik, la antigua Nicea, un hallazgo ha sorprendido a los arqueólogos y estudiosos del cristianismo temprano. Bajo la tierra, en una tumba hipogeo datada del siglo III d.C., ha aparecido un fresco excepcional que representa al Buen Pastor atribuido a Jesús, joven, sin barba y vestido con una sencilla túnica.
La escena, de estética claramente romana, destaca no solo por su belleza, sino también por su rareza. Hasta ahora, nunca se había documentado una imagen similar en Anatolia, territorio que hoy corresponde a Turquía, lo que convierte este hallazgo en un hito para la arqueología cristiana primitiva.
El descubrimiento, realizado durante la campaña de excavaciones de 2025, ha despertado la atención internacional. Para Turquía y para el mundo académico, este fresco marca un antes y un después en el estudio del arte paleocristiano, según informaron los responsables del proyecto arqueológico.
La joya arqueológica que deslumbró a especialistas
La Necrópolis de Hisardere fue utilizada entre los siglos II y V d.C. y recibió tanto a familias adineradas de Iznik como a personas de estratos sociales más modestos. Este mosaico social se refleja en la diversidad de tumbas, entre las que destacan las exclusivas “Tumbas de Cámara con Tejado de Losa de Terracota”, un tipo arquitectónico documentado únicamente en Iznik.
La tumba hipogeo recién descubierta resulta aún más extraordinaria. Sus paredes este, oeste y norte se mantienen casi intactas y conservan un conjunto de frescos que sobresale por su calidad y contenido. A diferencia de otros ejemplos regionales, aquí aparecen figuras humanas que ofrecen una ventana única a las creencias espirituales de la época.
La estructura interna revela detalles sobre el ritual funerario. La klinē —el lecho funerario— adosada al muro norte estaba recubierta con losas cuadradas de arcilla cocida sobre las que se depositaban los cuerpos. Este gesto combinaba tradición local con influencias mediterráneas más amplias.
Jesús inédito: la imagen que permaneció oculta desde el siglo III
El fresco central muestra a Jesús en una de sus representaciones más tempranas: el Buen Pastor. Lejos del Cristo solemne de los siglos posteriores, aquí aparece como un joven imberbe, vestido con una túnica ligera y con una cabra de grandes cuernos sobre los hombros. A cada lado, dos cabras más completan una composición simétrica y cuidadosa.

Esta iconografía, de raíz romana, es uno de los motivos más simbólicos del cristianismo primitivo. Representa protección, guía y la promesa de salvación, elementos fundamentales en la fe de las primeras comunidades cristianas que habitaron la región de Anatolia.
Su presencia en Iznik plantea preguntas fascinantes sobre cómo se difundieron estas imágenes hasta Anatolia y qué papel jugó la ciudad en la construcción de la identidad cristiana. El proyecto arqueológico se desarrolla con permiso del Ministerio de Cultura y Turismo bajo la dirección del Museo de Iznik.















