

El análisis de 788 artefactos del Imperio Azteca ha permitido un dar con un hallazgo único: Tenochtitlán recibía obsidiana de distintas partes de Mesoamérica, incluso desde territorios rivales. Esto es, existía una red comercial que unía diversas regiones de la Faja Volcánica Transmexicana, más extensa de lo que se había documentado.
El dato, de relevancia histórica, fue producto del estudio realizado por la Universidad de Tulane en colaboración con el Proyecto Templo Mayor en México. El hallazgo pone una vez más el foco en la complejidad de la civilización azteca.
Obsidiana en 788 artefactos del imperio mexica: un hallazgo revelador

Para entender la importancia del hallazgo es necesario explicar no solo la implicancia hacia el interior de lo que fue el Imperio Azteca, sino al mismo tiempo, el avance que implica en la arqueología a partir de las técnicas empleadas.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), utilizó una técnica llamada fluorescencia de rayos X, que permite identificar el origen geológico de los materiales gracias a sus elementos traza.
La obsidiana -vidrio volcánico muy valorado en la época precolombina- era usada para fabricar herramientas, armas y objetos ceremoniales. La investigación arrojó como resultado que cerca del 90% de los artefactos estudiados prevenían de la Sierra de Pachuca, ubicada a unos 94 kilómetros de Tenochtitlán.
Allí la obsidiana verde y dorada, era apreciada por su color y su vínculo simbólico con Tollan, la ciudad mítica de los toltecas. El estudio de los objetos, entonces, permite rastrear otros datos de la cultura azteca ligados a sus redes comerciales, su expansión imperial y alianzas políticas.
La red comercial azteca incluía regiones bajo dominio rival

Más allá de Pachuca, los investigadores identificaron obsidiana procedente de zonas fuera del control del Imperio mexica. Entre ellas destaca Ucareo, una región bajo dominio purépecha, un grupo rival situado en el occidente de Mesoamérica.
Este hallazgo indica que los mexicas establecieron relaciones comerciales incluso con entidades políticas enemigas, asegurando así el acceso a un recurso esencial.
Este hallazgo no solo permite comprender mejor el comercio de obsidiana, sino que también ilumina las rutas económicas, las dinámicas políticas y los intercambios culturales entre las distintas regiones de Mesoamérica. La investigación ofrece una nueva perspectiva sobre cómo el Imperio azteca construyó y sostuvo su influencia a través del comercio, incluso en contextos de tensión con otros pueblos.













