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En un hallazgo extraordinario de proporciones bíblicas, un equipo de arqueólogos, en colaboración con la Autoridad de Antigüedades de Israel, IAA, por sus siglas en inglés, la Universidad Bar-Ilan y la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha reportado el descubrimiento asombroso de un tejido de 3.800 años de antigüedad.
Según la información proporcionada por la IAA, el tejido encontrado tiene un diámetro que no supera los 2 centímetros y presenta un color rojo escarlata. Este hallazgo se realizó en la Cueva de las Calaveras, situada en el desierto de Judea, un lugar de gran relevancia histórica donde, según los relatos, Jesús fue tentado por el Diablo.

El significado del color en este descubrimiento
De acuerdo con los especialistas en religión y arqueología, la Biblia menciona tres colores que simbolizan poder, prestigio y honor:
- El púrpura o Argaman
- El azul o Tekhelet
- El rojo escarlata o Tolaat Hashani
Los historiadores indican que el rojo escarlata, color presente en el tejido descubierto en el desierto de Judea, es mencionado en la Biblia en 25 ocasiones. Este color también era conocido como "gusano escarlata".
La relevancia del rojo escarlata en la antigüedad
En la antigüedad, el color rojo escarlata se consideraba uno de los más prestigiosos, estrechamente vinculado a la realeza, la riqueza y el culto religioso.
Este color era una elección exclusiva para textiles lujosos, como aquellos utilizados en el Tabernáculo y su elaboración requería un proceso complejo y costoso, lo que elevaba su valor y prestigio.
"Podemos determinar con alta probabilidad que en la antigüedad, el textil se teñía utilizando una variedad de Kermes bermellón, que produce ácido kermésico, otorgando el característico tono rojo", explicó la Dra. Sukenik.

Un hallazgo de carácter sagrado y asombroso
El hallazgo del trozo de tela rojo escarlata se produjo en el contexto de las excavaciones dirigidas por la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Universidad Hebrea, en un ambicioso proyecto destinado a descubrir y preservar antigüedades patrimoniales en Judea.
Este significativo descubrimiento, que roza lo milagroso y tiene un fuerte componente religioso, fue el resultado de una colaboración entre la Autoridad de Antigüedades de Israel, la Universidad Bar-Ilan y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Entre los investigadores que sobresalen en este proyecto se encuentran la Dra. Naama Sukenik, el Prof. Zohar Amar, el Prof. David Iluz y el Dr. Eitan Klein, quienes llevaron a cabo las excavaciones y los análisis del tejido.
Este relevante hallazgo arqueológico tuvo lugar en 2016, aunque transcurrieron varios años antes de que su existencia fuera divulgada en los medios de comunicación.















