

En 1999, la artista de manga Ryo Tatsuki publicó The Future I Saw, una obra en la que plasmó una serie de visiones oníricas que, con el paso del tiempo, comenzaron a llamar la atención por su sorprendente precisión.
El 30 de julio de 2025, un terremoto de magnitud 8.8 sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, generando tsunamis que impactaron las costas de Japón, Alaska, Hawái y California.
Lo que hizo que este evento cobre una dimensión inusual no es solo su fuerza destructiva, sino el hecho de que la artista ya había anticipado en su obra un desastre natural de este tipo precisamente para julio de 2025.
Esta coincidencia revivió el interés por sus predicciones, especialmente porque años atrás también había advertido sobre el devastador terremoto de Thoku ocurrido en marzo de 2011.

El manga que predijo un cataclismo: "The Future I Saw" y su escalofriante predicción
"The Future I Saw" no es un manga común y corriente. Publicado por primera vez en 1999, esta obra nació de los sueños recurrentes y vívidos de Ryo Tatsuki, quien detalló en sus páginas desastres naturales que, según sus visiones, ocurrirían en fechas específicas.
La edición más reciente del manga contenía una advertencia perturbadora: "El verdadero desastre vendrá en julio de 2025".
En la trama, los personajes hablan de una catástrofe donde "el suelo oceánico entre Japón y Filipinas se agrietará", lo que causará olas tres veces más altas que el tsunami de 2011. Aunque la descripción no coincide exactamente con la ubicación del terremoto de Kamchatka, la coincidencia geográfica causo una gran inquietud.
La polémica fue tal que, en los meses previos al evento, algunos turistas cancelaron sus viajes a Japón, y las redes sociales se inundaron de debates sobre la veracidad de las predicciones, con muchos llamando a las profecías "falsas o no verificables".

El terremoto de Kamchatka: ¿una coincidencia o una profecía cumplida?
El 30 de julio de 2025, la tierra tembló. Un terremoto de magnitud 8.8 sacudió las aguas cercanas a la península de Kamchatka, Rusia, generando un tsunami que se extendió por todo el Océano Pacífico, cumpliendo parcialmente con lo que muchos interpretaron como la predicción mencionada.
Las olas alcanzaron hasta 4 metros en Kamchatka y llegaron a Japón con alturas que variaron entre 30 centímetros y 1.3 metros, alcanzando hasta 4.2 pies en las islas de Honshu y Hokkaido.
Más de 2 millones de personas fueron evacuadas preventivamente en Japón. El impacto también se sintió en Alaska, California y Hawái, aunque con menor intensidad.
Las autoridades rusas informaron sobre inundaciones en Severo-Kurilsk, pero, afortunadamente, no hubo víctimas fatales. A pesar de ello, la coincidencia dejó a muchos sorprendidos.
Sin embargo, la comunidad científica se mantiene firme: los terremotos no se pueden predecir. Medios como Rappler y Mainichi Shimbun subrayan que no existe ningún método científico que permita anticipar dónde y cuándo ocurrirán estos desastres naturales.














