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Durante una expedición arqueológica en aguas de Australia Meridional, un equipo de buzos descubrió los restos del Koning Willem de Tweede, un velero holandés de 800 toneladas que naufragó en 1857. El hallazgo se produjo cerca del puerto de Robe, una zona donde se pensaba que ya no quedaban secretos por revelar bajo el mar.

Según dio a conocer la CNN, el navío, que partía hacia los Países Bajos tras transportar 400 migrantes chinos hacia las minas de oro de Victoria, fue abatido por una tormenta. Dos tercios de su tripulación murieron en el desastre. Según el Museo Marítimo Nacional de Australia, la ubicación y dimensiones del pecio coinciden plenamente con los registros históricos del hundimiento.

"El mar decidió mostrar su historia", dijo James Hunter, líder de la expedición, al canal CNN. "La arena se retiró lo justo para que el casco emergiera a la vista". El hallazgo interrumpe el silencio de una ruta oceánica olvidada, reavivando leyendas de oro, migraciones desesperadas y promesas ahogadas bajo el oleaje del siglo XIX.

El oro, la tormenta y la ruta olvidada

El Koning Willem de Tweede había sido adaptado para transportar trabajadores chinos que huían de los altos impuestos en Victoria. Robe, una aldea remota, servía de punto de desembarco clandestino para evitar pagar las £10 por persona exigidas por las autoridades coloniales. Los migrantes luego marchaban cientos de kilómetros por tierra hacia los yacimientos auríferos.

Aunque este tipo de transporte era común, su legalidad estaba en duda. Poco antes de zarpar de regreso, el buque fue atrapado por una tormenta letal. Los cuerpos de la tripulación quedaron sepultados en Long Beach, mientras que el capitán sobrevivió gracias a una cuerda y un barril arrojado desde el mar, según relatos recogidos por CNN y el Museo Marítimo Nacional.

El misterio bajo las olas: cómo hallaron el barco

Tras tres años de búsqueda con detectores de metales y magnetómetros, los investigadores hallaron estructuras metálicas y tablones que emergían del lecho marino. "Solo vimos una parte del naufragio, pero fue suficiente", dijo Hunter. "Fue como si el océano nos diera permiso para mirar".

Los objetos personales de la tripulación aún podrían estar ahí: monedas, herramientas, armas e incluso botellas intactas. Heather Berry, conservadora de la Fundación Silentworld, explicó que la recuperación debe hacerse lentamente, sumergiendo los objetos en agua salada y desalinizándolos para evitar su destrucción.

Más tesoros, tumbas y piratas modernos

El hallazgo ha despertado el interés de investigadores, pero también de quienes buscan oro o artefactos valiosos.

Aunque el Koning Willem de Tweede no transportaba oficialmente lingotes, se cree que los pasajeros podrían haber ocultado pequeñas fortunas personales. "Siempre hay quienes buscan más que historia", advirtió Berry.

En Robe, la comunidad ha expresado su intención de brindar descanso digno a los tripulantes perdidos. Según Hunter, el sitio "es un punto de memoria, no solo arqueología". El misterio del océano, una vez más, ofrece respuestas, pero también nuevas preguntas que flotan entre las olas del pasado.