

- ¿Por qué los expertos afirman que el nazismo volvió?
- Hitler murió pero su ideología sigue viva
- ¿Qué revela "Mi Lucha", el libro de Hitler que la historia estudia?
- La puesta en práctica, perforación en las nuevas sociedades y el impacto en las redes sociales de las ideas de "Mi Lucha"
- La amenaza no es el pasado: es el presente
El 18 de julio de 1925 nació uno de los libros con las ideas más maléficas y perversas que le darían la vuelta al mundo décadas más tarde, con una huella en la historia que marcaría a Europa y el mundo occidental. Se trata de "Mein Kampf" o "Mi Lucha", el libro de Adolfo Hitler con las ideas del nazismo que 100 años más tarde, siguen vivas y generando temor y miedo.
Adolfo Hitler nació el 20 de abril de 1889 y con él nació el nazismo, la misma ideología que tomó fuerza en la Segunda Guerra Mundial y que causó millones de muertes concentradas en lo que la historia llamó el Holocausto Nazi, entre 1933 y 1945. Sobre el final y la muerte del político, militar y dictador austrico hay varias versiones, pero hoy nos quedamos con la que cuenta la historia oficial, que su muerte física se dio el 30 de abril de 1945, y decimos "muerte física", porque hoy, a un siglo exacto de la publicación de "Mi Lucha", aún hay sectores que mantienen vivo el pensamiento e ideología de Hitler, uno de los hombres que según la historia, más daño le ha causado a la humanidad.

¿Por qué los expertos afirman que el nazismo volvió?
A pesar de que la historia gritó un rotundo "¡Nunca más!" tras el colapso del régimen nazi, hoy muchos especialistas coinciden en que ese distanciamiento se está resquebrajando.
El extremismo de ultraderecha, el antisemitismo y el racismo no solo no han desaparecido, sino que resurgen con fuerza renovada, incluso entre las nuevas generaciones. Nikolas Lelle, de la Fundación Amadeu Antonio contra el Extremismo de Derecha y el Antisemitismo, advierte en una enrevista con la DW que "el distanciamiento se está desmoronando", y que la ultraderecha ha regresado a espacios que antes estaban marcados por la memoria histórica, como los sitios conmemorativos del Holocausto.
Este resurgimiento no es simbólico, sino tangible: en lugares públicos de Alemania se ven cada vez más grafitis con esvásticas y estudiantes con ropa o lemas de ideología neonazi. "La violencia ha progresado hasta el punto de que organizaciones como la Fundación Amadeu Antonio deben tomar medidas de protección concretas", asegura Lelle en entrevista con DW, donde detalla que ya casi no se realizan eventos sobre antisemitismo sin contar con seguridad policial.
Hitler murió pero su ideología sigue viva
Adolf Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945. El nazismo, sin embargo, no murió con él.
Aunque el Tercer Reich cayó ocho días después, las ideas que impulsaron uno de los capítulos más oscuros de la humanidad aún sobreviven, adaptadas y camufladas en discursos actuales que muchas veces se viralizan sin control.
La historiadora británica Lisa Pine advierte que "el antisemitismo vuelve a asomar su espantoso rostro", y que el lenguaje que se reproduce hoy en redes y ciertos sectores recuerda, "triste y vergonzosamente", a los escritos de Hitler de hace un siglo.
No se trata solamente de odio hacia el pueblo judío, sino de una amenaza más amplia que incluye el desprecio por la democracia, la exaltación de la pureza racial y el rechazo a la diversidad. "Mis alumnos se escandalizaban cuando analizábamos fragmentos de Mi Lucha", relata Pine. Ver en blanco y negro las palabras de Hitler es lo que, según ella, permite realmente dimensionar a qué nos enfrentamos cuando hablamos de su legado ideológico.
¿Qué revela "Mi Lucha", el libro de Hitler que la historia estudia?
Mi Lucha no fue una obra literaria brillante ni una novedad política. Fue, sin embargo, una clara declaración de guerra.
Hitler no escondía sus intenciones: exaltaba el racismo, el antisemitismo y la violencia como elementos fundamentales de su visión del mundo. "Anuncia decididamente la guerra: una guerra futura será una lucha por la supervivencia, en la que deberían derrumbarse todas las consideraciones de humanidad y estética", señala la edición crítica alemana citada por DW.
El historiador Othmar Plöckinger, coeditor de una de las versiones más esclarecedoras del libro, indica que su contenido fue decepcionante incluso para sus seguidores iniciales. Sin embargo, en sus páginas ya estaban delineados los principios del exterminio que vendría años después. "La tiranía de Adolf Hitler fue un régimen anunciado", remarca Plöckinger. Y ese anuncio se cumplió a sangre y fuego entre 1939 y 1945.

La puesta en práctica, perforación en las nuevas sociedades y el impacto en las redes sociales de las ideas de "Mi Lucha"
Las ideas de Mi Lucha encontraron nuevos canales de difusión en el siglo XXI, especialmente en las redes sociales, que han funcionado como caja de resonancia y multiplicación del discurso extremista.
Según el historiador Matthew Feldmann, citado por DW, vivimos un "cambio drástico" en los límites culturales y sociales de la ultraderecha, que ahora encuentra en internet un espacio para romper tabúes con discursos radicales y luego disfrazarse de movimientos democráticos.
Esta doble estrategia, radicalismo disfrazado de civismo, fue la misma que usó Hitler en su ascenso al poder. Hoy, un siglo más tarde de su publicación, esos discursos se infiltran en plataformas globales sin filtros ni responsabilidad editorial.
Como advierte Nicolas Lelle, "estos contenidos deben ser socialmente marginados, y quienes los representan también deben sentirlo". No es solo cuestión de recordar la historia, sino de actuar con firmeza para que no se repita.

La amenaza no es el pasado: es el presente
A cien años de la publicación de Mi Lucha, el peligro no es un libro viejo vendido en librerías anticuarias, sino el impacto real de su ideología en la sociedad actual. La memoria histórica pierde fuerza frente a la viralización del odio, el negacionismo y la normalización de la violencia simbólica y física. La ultraderecha ya no se oculta: marcha, publica, organiza eventos y gana votos.
El "Nunca más" no puede ser un lema vacío. Debe ser un compromiso activo frente a discursos que ya demostraron hasta dónde pueden llevar a una sociedad. Como lo recuerda DW, más de 17 millones de personas votaron por Hitler en 1933. Y lo que siguió fue la destrucción sistemática de millones de vidas. Hoy, el mayor error sería subestimar de nuevo ese mismo discurso, aunque venga disfrazado de otra cosa.














