

Los paraguayos votaban el domingo para decidir si el conservador Partido Colorado vuelve al Gobierno que ejerció durante décadas, o si el Partido Liberal retiene el poder al que llegó hace menos de un año tras la destitución del presidente Fernando Lugo. El colorado Horacio Cartes, un polémico empresario de 56 años novato en la política, ha liderado la mayoría de las encuestas previas a los comicios, en los que tiene como principal adversario al ex ministro de Obras Públicas Efraín Alegre. Un eventual triunfo de Cartes devolverá a los colorados el poder que perdieron en el 2008 después de 60 años, cuando una coalición de centroizquierda liderada por el ex obispo católico Lugo los desplazó en una alternancia histórica para el país.
Lugo debía entregar la presidencia el 15 de agosto de este año, pero fue destituido mediante un juicio político sumario que dejó en el Gobierno a su vicepresidente, el dirigente del Partido Liberal Federico Franco, y al país aislado en términos diplomáticos hasta las elecciones.
Unos 3,5 millones de paraguayos están habilitados para votar en unos comicios en los que también se elegirán miembros del Congreso bicameral y autoridades departamentales para los próximos cinco años.
"Para mí son todos iguales, los colorados, los liberales, la gente de Lugo. Yo antes tenía fe en los políticos pero ya no. Acá lo que hace falta es trabajo y eso todos te prometen pero nadie te da", dijo Evelia Benítez, una vendedora ambulante de 38 años que afirmó estar indecisa respecto a quién votar.
Los centros de votación se abrieron a partir de las 07:00 hora local y poco después se observaban largas filas de espera en muchos colegios. Las autoridades electorales tienen previsto divulgar los resultados preliminares oficiales a las 20.00.
"Lo importante es que el resultado electoral responda a la voluntad de la gente", dijo Alegre, quien pidió confiar solo en los resultados definitivos, poco después de votar en una localidad de Lambaré, aledaña a Asunción.
Los candidatos llegan a las elecciones tras una campaña de fuego cruzado, en la que Alegre acusó a su rival político de tener vínculos con el narcotráfico y el lavado de dinero, y Cartes lo denunció por la supuesta malversación de fondos cuando fue ministro, y por haber pagado alianzas electorales con fondos públicos.
Ambos negaron las denuncias.
"Las acusaciones de campaña nada tienen de cierto, yo personalmente estoy muy tranquilo", dijo Cartes a periodistas, poco antes de sufragar en un colegio de clase alta de la capital.













