La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, nombró a un banquero de su confianza como nuevo presidente ejecutivo de Petrobras, acabando con las expectativas de los inversores de que elegiría a un equipo gerencial más independiente para sacar a la compañía de un enorme escándalo de corrupción.

Las acciones de la petrolera cerraron con una baja de 7,8% después de que el directorio confirmó el viernes que Aldemir Bendine, el hasta entonces presidente ejecutivo del Banco do Brasil, sería el próximo jefe de Petrobras.

Bendine lideró un período de elevadas ganancias en Banco de Brasil, donde se apegó a la agenda económica de izquierda del Gobierno, pero también benefició a accionistas del sector privado, logrando que las acciones subieran cerca de un 90% durante su gestión.

De todas formas, algunos inversores expresaron preocupación por los antecedentes de Bendine vinculados al sector público y su cercanía con Rousseff, lo que le haría más difícil revertir la mala fortuna de Petrobras.

Muchos inversores culpan a las políticas intervencionistas de la presidenta por los problemas de la compañía, además de los años de desaceleración económica en Brasil.

Las acciones de Petrobras se han derrumbado un 60% desde septiembre, luego de que fiscales denunciaron que la empresa estuvo plagada durante años por esquemas de sobornos y manipulación de contratos por miles de millones de dólares.

Por su parte, el estatal Banco do Brasil dijo el viernes que designó a Alexandre Abreu como su nuevo presidente ejecutivo.

Abreu, quien viene de ser vicepresidente de banca minorista, reemplazará a Aldemir Bendine quien dejó el banco para dirigir la compañía estatal petrolera Petroleo Brasileiro SA.