

Varios analistas insistieron hoy en que EE.UU. debe presionar más al Gobierno interino de El Cairo, que tomó las riendas del poder tras el derrocamiento de Mohamed Mursi el 3 de julio pasado, incluso condicionando su ayuda exterior, debido a los hechos de extrema violencia que se vivieron hoy en la capital egipcia y que dejaron como resultado más de 200 personas muertas y miles de heridos.
“EE.UU. debe tomar medidas concretas para poner fin a la violencia y restablecer la democracia. El apoyo tácito que hemos dado al golpe -sí, fue un golpe- envía el mensaje de que la democracia es para todos menos para los musulmanes”, dijo Ibrahim Hooper, director de comunicaciones del Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas (CAIR, en inglés), la mayor organización cívica musulmana estadounidense.
“Como mínimo, debe decir a los líderes del golpe que si no restablecen la democracia y frenan las matanzas, no van a recibir un céntimo más de la ayuda estadounidense”, enfatizó.
Desde 1979, tras la firma del tratado de paz egipcio-israelí, EE.UU. ha dado a Egipto un promedio anual de 2.000 millones de dólares en ayuda militar y económica, que ve como una inversión necesaria para la estabilidad regional.
Khalil al-Anani, analista del Instituto para Oriente Medio, consideró que la “posición ambigua” de EE.UU. respecto al golpe “solo alienta a la junta a destruir el naciente experimento democrático en Egipto”.
“Si Estados Unidos no toma medidas practicas contra el derramamiento de sangre, sus intereses correrían peligro no solo en Egipto sino en toda la región. Estas acciones podrían incluir el reconocimiento del golpe; la suspensión de la ayuda, y el cese de la cooperación militar, pero dudo de que las pueda tomar”, subrayó.
Shadi Hamid, de la Institución Brookings, lamentó en su cuenta de Twitter que EE.UU. “tuvo varias oportunidades de demostrar que sus amenazas de suspender la ayuda eran creíbles, pero cada vez dio marcha atrás” y que su política actual “tiene un precio”.
En todo caso, Hamid cree que suspender el toque de queda sin resolver el problema político de fondo no frenará la violencia.
Por su parte, el analista Marc Lynch comentó en la revista Foreign Policy que la Casa Blanca debería de “cancelar toda la ayuda a Egipto, mantener cerrada la embajada de El Cairo y dejar de tratar al régimen militar como un gobierno legítimo”.
El Departamento de Estado anunció el 26 de julio que no tomaría ninguna decisión sobre si lo ocurrido en Egipto fue o no un golpe militar, al considerar que no beneficiaría al ‘interés nacional‘ de EE.UU cancelar su ayuda a Egipto, destinada en buena parte a fortalecer la frontera con Israel.
Por su parte, tanto el secretario de Estado, John Kerry, como la Casa Blanca urgieron a evitar la violencia y suspender el estado de emergencia durante un mes decretado hoy por las autoridades egipcias, aunque no comunicaron ninguna medida intervencionista.
“Estados Unidos se opone rotundamente a la vuelta a un estado de ley de emergencia y creemos que debe acabar lo antes posible”, dijo Kerry en una sorpresiva comparecencia en el Departamento de Estado.
Los sucesos de las últimas horas ‘son deplorables y van en contra de las aspiraciones egipcias para la paz, la inclusión y una genuina democracia‘, dijo Kerry, haciéndose eco del llamado de la Casa Blanca a que Egipto ‘respete los derechos humanos básicos‘.













