

El grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) atacó por primera vez en Irán, con dos atentados coordinados contra el Parlamento y el mausoleo del fundador de la República Islámica, Ayatollah Jomeini, con un saldo de 12 muertos y 40 heridos.
ISIS de la rama suní del Islam había amenazado varias veces a la potencia chií, la cual reportó en los últimos meses el desmantelamiento de células vinculadas con este grupo. Las máximas autoridades iraníes realizaron ayer una reunión de urgencia y reforzaron las medidas de seguridad en torno a instalaciones oficiales.
Seis de los terroristas fallecieron durante los ataques que perpetraron contra los dos simbólicos edificios en Teherán, donde abrieron fuego de forma indiscriminada, armados con fusiles Kaláshnikov, pistolas y explosivos. En el Parlamento fue una masacre: murieron 11 personas y los terroristas enfrentaron a la policía por casi cinco horas.
Los ataques fueron condenados de forma unánime por la comunidad internacional, desde Rusia y países vecinos a Irán hasta la Unión Europea. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lamentó los atentados pero sugirió que Irán propició los ataques mediante su "patrocinio del terrorismo" en Medio Oriente, mediante su apoyo al grupo chií libanés Hizbollah, entre otros. "Subrayamos que los Estados que patrocinan el terrorismo se arriesgan a convertirse en víctimas del propio mal que promocionan", dijo Trump.
Por su parte, los Guardianes de la Revolución de Irán vincularon a Estados Unidos y a Arabia Saudí con los atentados y prometieron "venganza". Irán respalda al régimen sirio, junto a Rusia, en su lucha contra la oposición armada y los extremistas de ISIS, al que también combate en Irak mediante milicianos chiíes.













