El gobierno chino emprendió una dura batalla contra las grandes empresas tecnológicas del país, a las que instó a ser más solidarias y repartir sus enormes beneficios con el resto de la sociedad, petición que en China se interpreta más como una orden que como una recomendación.
Entre las empresas que están bajo los focos, están las que se dedican a la industria del videojuego. A principios de agosto se desplomaron en bolsa, luego de que un medio oficial describiese los juegos en línea como "opio espiritual" y "droga electrónica".
Una de las compañías más perjudicadas por la nueva normativa es Tencent, que ya estaba bajo vigilancia de los reguladores en otras áreas de su negocio, como el comercio electrónico o la privacidad de los datos de sus usuarios.
La buena noticia para estas empresas es que según aseguran, los menores de edad sólo suponen el 3% de su negocio, por lo que el impacto será asumible.
En todo caso, el gobierno vigilará de forma estricta que se cumplan las restricciones y asegura que trabajar con padres, escuelas y otros miembros de la sociedad para combatir lo que considera una adicción de los jóvenes a los videojuegos.