La ciudad brasileña de Río de Janeiro tomó una decisión difícil, la de cancelar el carnaval callejero a fines de febrero porque es "inviable" en el marco actual de la pandemia de Covid-19y de un brote de influenza que afecta a varias regiones de Brasil.
Sin embargo, y según explicó ayer el intendente de Río de Janeiro, Eduardo Paes, el tradicional desfile de carnaval en el Sambódromo Marqués de Sapucaí aún no fue cancelado ya que tiene una organización diferente en la cual por el momento se puede pensar en aplicar protocolos sanitarios.
Así como Río, San Pablo mantiene la programación para el sambódromo, que tendría los protocolos similares a los partidos de fútbol.
Paes explicó que la decisión de cancelar el carnaval callejero, que vuelca durante un mes a más de 12 millones de personas a las calles cariocas, se debió a la presión de los patrocinadores, que debían desembolsar esta semana unos 40 millones de reales (8 millones de dólares) para desarrollar el megaevento.
Las comparsas callejeras estaban divididas por la participación en la fiesta popular, sobre todo la popular Banda de Ipanema, que arrastra dos millones de personas y cuyos integrantes y músicos se habían negado a desfilar en medio de la multitud.
Así como Río de Janeiro, otros dos gigantes de la celebración más popular del país cancelaron los festejos urbanos: las ciudades de Salvador (Bahía) y Fortaleza (Ceará). En San Pablo, la municipalidad aún no definió si realizará el carnaval callejero, decisión que está en manos de un comité científico.