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Una ola de gripe sin precedentes está golpeando al hemisferio norte con una fuerza e intensidad que nadie esperaba. La variante H3N2 subclado K adelantó la temporada gripal entre 3 y 6 semanas respecto a lo habitual, disparó los contagios y está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de sistemas de salud de países desarrollados.
Hospitales de Europa, Estados Unidos y Japón reportan salas colapsadas, guardias en tensión y una demanda creciente que crece especialmente entre niños pequeños y adultos mayores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el inicio de la temporada gripal se adelantó entre tres y seis semanas, lo que ha resultado en un aumento significativo de casos en países como Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, España, Estados Unidos, Canadá y Japón.
En España, los datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) muestran una tasa de gripe de 112,2 casos por cada 100.000 habitantes, casi diez veces más que el mismo periodo del año anterior.
En Cataluña, la incidencia de la gripe se multiplicó por 2,5 en apenas una semana, con hospitales como el del Mar reportando 225 pacientes en urgencias simultáneamente.

Alemania y Reino Unido también reportan cifras que multiplican los registros previos y ya han reforzado sus estructuras hospitalarias. En Estados Unidos, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) confirman que la variante K se torna dominante y advierten que el brote podría extenderse hasta primavera.
La presión sobre los sistemas de salud se agrava porque el virus llegó acompañado de la circulación simultánea del virus respiratorio sincitial (VRS) y el SARS-CoV-2, lo que agrava la saturación hospitalaria y complica el diagnóstico diferencial. Esta combinación eleva los tiempos de espera, incrementa las consultas y obliga a los hospitales a activar planes de contingencia.
Alemania, España, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos ya implementan protocolos de contingencia: refuerzo de plantillas, zonas de aislamiento para sospechosos respiratorios, uso de mascarillas en hospitales y campañas de comunicación para la prevención en la comunidad. En Japón y el Reino Unido, las autoridades recomiendan el uso de tapabocas en centros sanitarios y el aislamiento domiciliario ante síntomas gripales, especialmente en niños y adultos mayores.
Qué es la variante K y por qué es tan contagiosa
La variante K es un subtipo del virus A(H3N2), una de las cepas más comunes de la gripe estacional, que se diferencia por una serie de mutaciones en la proteína hemaglutinina, crucial para el reconocimiento del virus por parte del sistema inmune.
Esta variante, perteneciente al subclado K —previamente identificado como J.2.4.1— presenta múltiples mutaciones que la diferencian de la cepa incluida en la vacuna de esta temporada, como las mutaciones T135K y K189R, que alteran la estructura antigénica del virus.
Andrew Pekosz, virólogo de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, explica que se trata de “un tipo fuerte de H3N2 con mutaciones que permiten evadir la inmunidad generada por la vacuna”. Estas modificaciones aumentan la capacidad del virus para transmitirse en espacios cerrados y con poca ventilación, condiciones típicas del invierno.
En Australia, el nuevo subclado provocó este verano una epidemia de gripe excepcionalmente grave, con más de 400.000 casos confirmados en laboratorio, una cifra récord. Muchos expertos ven en esta experiencia un posible indicio de cómo el subclado podría afectar también al hemisferio norte.
Síntomas: qué buscar y cuándo preocuparse
Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta (por encima de los 38 grados), tos, dolores musculares, fatiga y malestar general. Sin embargo, esta variante parece estar asociada a una mayor frecuencia de fiebre elevada, lo que puede ser un signo distintivo.

Los escalofríos también suelen aparecer muy bruscamente con el H3N2 y a menudo se intensifican en combinación con los demás síntomas. Además, a veces se produce una tos intensa y duradera, que también se conoce de otras variantes de la gripe.
En algunos casos, pueden aparecer síntomas adicionales como dolores articulares, dolor de garganta, congestión nasal y, ocasionalmente, diarrea o dolor abdominal. En niños, además, aparecen dolor de oído y una notoria disminución de la actividad.













