El coronavirus crece en Brasil y las favelas están tomando medidas propias

En la favela de Paraisópolis (San Pablo) los vecinos contrataron sus propios médicos, mientras que en Ciudad de Dios (Río de Janeiro) las bandas imponen el toque de queda 

Emerson Barata dibuja un mapa circular de la mayor favela de Sao Paulo, Paraisópolis, y comienza a marcar los casos confirmados de coronavirus en azul. En el centro del asentamiento de unas 120.000 personas, que se ubica entre cuadras con departamentos de lujo y mansiones de altos muros, dibuja cuatro puntos.

"Se va a poner mucho peor", le cuenta el hombre de 34 años a un equipo médico, agregando otros dos puntos en los límites de la favela. "El pico aún no ha ocurrido", agregó. Brasil es hasta ahora el país de América Latina más golpeado por el coronavirus, con 8195 casos confirmados y 335 muertos.

Barata lidera el equipo de respuesta al coronavirus en el laberinto de manzanas con casas de ladrillos rojos, donde su equipo sospecha que hay 60 casos más que los seis confirmados.

Él no tiene relación con el estado brasileño, ni tampoco la tiene el equipo médico que lo rodea. El exfutbolista profesional de ligas menores es parte de una asociación de residentes de Paraisópolis, cuya profunda desconfianza en el gobierno los ha llevado a tomar las cosas en sus propias manos.

La asociación de residentes contrató un servicio médico privado las 24 horas que incluye tres ambulancias, dos médicos y dos enfermeras, así como conductores y personal de apoyo.

Si bien el presidente Jair Bolsonaro ha desestimado al coronavirus como "una simple gripe" y le ha dicho a los brasileños que regresen a trabajar, Barata no ha podido dormir en medio de sus esfuerzos por tener a la favela lista para lo que describe como una "guerra".

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Barata rehusó revelar el costo del servicio ni cómo se va a financiar, más allá de señalar que parte era cubierto por donaciones. Gran parte del dinero aún se debe recaudar, afirma. El equipo médico tiene un contrato inicial por 30 días, que probablemente será extendido.

"Las favelas van a sufrir el peor golpe", le dijo a Reuters, parado en un estacionamiento afuera de un taller mecánico que también funciona como base del equipo médico. "Los lugares que ya están abandonados por el estado, ahora lo estarán aún más", refirió.

Hacinamiento, alcantarillado deficiente, la escasa infraestructura sanitaria y el incumplimiento de las medidas de cuarentena vuelven a los asentamientos precarios de Brasil –donde viven unos 11 millones de personas, o un 6% de la población– especialmente vulnerables al virus.

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Entre los residentes de Paraisópolis que han dado positivo al virus hay dos personas que trabajan en el cercano Hospital Albert Einstein, un centro médico privado que diagnosticó el primer caso de América Latina. Otra era una trabajadora doméstica puertas adentro.

Celia Parnes, secretaria de Desarrollo Social del estado de Sao Paulo, dijo que el gobierno está preocupado sobre la "velocidad de contagio en las favelas" y está trabajando para ayudar a los vecindarios pobres como Paraisópolis con alimentos subsidiados y reducción de la deuda.

Parnes dijo que la salud pública en Paraisópolis no es diferente a la del resto de la ciudad, afirmando que las ambulancias entran en la favela y que hablar de ausencia del estado "es una enorme exageración". No obstante, elogió el trabajo de la asociación de residentes.

La densidad poblacional de Paraisópolis es casi la misma que la de Manhattan, pese a que la mayoría de los edificios tienen sólo dos o tres pisos. Los residentes se quejan de que el agua se corta a las 20.00 y que la basura se acumula en los estrechos y húmedos pasajes que cruzan la comunidad.

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El estado de Río de Janeiro –donde alrededor de una quinta parte de la población vive en favelas– está cerca de rozar los 1000 casos y el gobernador Wilson Witzel advirtió días atrás que el sistema de salud pública estatal estaba en peligro de "colapsar".

En Ciudad de Dios, una de las favelas más grandes y famosas, registró el primer caso confirmado de coronavirus hace poco más de una semana. Ahora las bandas criminales que han dominado durante mucho tiempo las favelas de Río están tomando sus propias precauciones contra el virus, según los residentes y los informes de prensa.

Según el diario carioca Extra, los gángsters de la Ciudad de Dios han estado patrullando la favela, difundiendo un mensaje grabado para los residentes: "Estamos imponiendo un toque de queda porque nadie se lo está tomando en serio (...) Quienquiera que esté en la calle recibirá un correctivo y servirá de ejemplo. Es mejor quedarse en casa sin hacer nada. El mensaje ha sido dado", reprodujo Extra.

Y es que las bandas de narcotraficantes y paramilitares rivales suelen actuar como autoridades de facto en las favelas. Con poca o ninguna presencia del gobierno en los barrios, las bandas hacen cumplir los contratos sociales. Los residentes de la Ciudad de Dios, que se negaron a dar sus nombres por temor a represalias, le confirmaron a Reunters la existencia un toque de queda nocturno y otras restricciones.

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