

Desde hace décadas, la teoría de la inflación cósmica fue la más aceptada para explicar los primeros instantes del universo tras el Big Bang.
Según este enfoque, el cosmos se expandió de forma exponencial en una fracción de segundo, generando pequeñas fluctuaciones cuánticas que luego dieron lugar a la formación de galaxias. Esta hipótesis permitió entender por qué el universo es tan vasto y sorprendentemente homogéneo.
Sin embargo, la inflación cósmica no está exenta de críticas: depende de numerosos supuestos difíciles de comprobar y requiere condiciones específicas que generaron debates entre los propios cosmólogos.
Frente a este escenario, un nuevo estudio publicado este mes en la revista científica Physical Review Research plantea una alternativa teórica que podría reescribir los orígenes del universo tal como los conocemos.
Una nueva mirada al comienzo de todo
El modelo fue desarrollado por el físico teórico Raúl Jiménez, investigador de la Universidad de Barcelona, junto con un grupo de colegas.
Su enfoque propone un marco más simple y menos arbitrario, fundamentado en principios ampliamente aceptados de la mecánica cuántica y la relatividad general.
En lugar de asumir una expansión inflacionaria, el nuevo paradigma parte de la idea de que el universo primitivo existía en un estado de vacío plano, conocido como espacio de De Sitter. Este concepto considera un universo gobernado por la relatividad general, en equilibrio antes del Big Bang.

Según el estudio, al introducir energía en ese sistema, lo que identificamos como el Big Bang, se generarían de forma natural fluctuaciones cuánticas que dieron lugar a ondas gravitacionales o modos tensores.
Estas ondas, en lugar de surgir de una inflación acelerada, sembraron irregularidades de densidad de manera orgánica a lo largo del universo. Con el tiempo, esas pequeñas variaciones evolucionaron hasta formar las galaxias, estrellas y planetas que hoy conocemos.
Menos suposiciones, más física conocida
Uno de los principales aportes de esta nueva propuesta es su simplicidad conceptual. A diferencia de la inflación cósmica, que requiere introducir múltiples parámetros y condiciones iniciales específicas, este modelo utiliza elementos bien comprendidos de la física moderna para construir una explicación coherente del origen del universo.
Jiménez y su equipo no niegan que la inflación haya sido una herramienta útil para explicar la estructura del cosmos, pero consideran que ya es tiempo de revisar sus limitaciones y explorar caminos más sólidos desde el punto de vista teórico.
¿Un cambio de paradigma?
Aunque aún es temprano para saber si esta nueva propuesta logrará imponerse sobre el modelo inflacionario tradicional, la publicación en una revista de alto impacto marca un paso importante en el debate cosmológico.
La búsqueda de una explicación más robusta sobre cómo comenzó el universo continúa, y modelos como este abren la puerta a una cosmología menos especulativa y más arraigada en la física comprobable.
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