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Por primera vez en la historia, utilizando el telescopio espacial Cheops en Europa, se logró observar un fenómeno de autodestrucción cósmica del que solo se había teorizado.
Con una energía cien veces mayor a la que se esperaba, se vio a un planeta provocando explosiones en su propia estrella, algo que terminará dándole fin a sí mismo.
La relación más tóxica del universo: de qué se trata
A 490 años luz de la Tierra se encuentra HIP 67522, un sistema solar con una estrella más grande y fría que el Sol, pero su diferencia más notable no es esta. El Sol tiene 4500 millones de años, pero este astro es apenas un adolescente de 17 millones de años.
Su corta edad lo hace estar lleno de energía, por lo que su núcleo gira sin a una alta velocidad, convirtiéndose en un imán para los dos planetas que giran en su órbita.
Un planeta jugando con fuego: por qué lo apodaron kamikaze
Esta estrella y el planeta observado están tan cerca que su energía magnética interactúa, lo que provoca la liberación de grandes llamaradas.
Así, el planeta actúa como un látigo, ya que a medida que orbita esta estrella se van acumulando ondas de energía que chocan contra la superficie de la estrella.
Las llamaradas solares liberadas por estos movimientos son gigantescas y violentas, siendo totalmente destructivas para el planeta.
Pero la destrucción tardará 100 millones de años, encogiendo lentamente el planeta hasta destruirlo.















