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En nuestra búsqueda constante de bienestar y calidad de vida, la forma de respirar es algo esencial. Sin embargo, pocos conocen la relación de esta acción con el mejoramiento de la digestión y sus increíbles beneficios.

Investigaciones científicas recientes revelaron la conexión íntima entre la respiración y la digestión, y de los ejercicios respiratorios que pueden marcar la diferencia en nuestra salud gastrointestinal.

El tipo de respiración que ayudará a mejorar tu digestión

Estudios científicos han demostrado que practicar una respiración profunda y desde el abdomen puede ser beneficioso incluso para quienes padecen de reflujo gastroesofágico crónico.

Según el portal de Saber Vivir, esto se debe al eje intestino-pulmones, un vínculo que permite que el estómago se comunique con el sistema respiratorio.

Dedicar unos minutos después de las comidas a respirar correctamente puede marcar la diferencia, especialmente para aquellos con digestiones lentas y problemas de acidez.

  • Cada inhalación y exhalación debe durar al menos 6 segundos.

  • También es beneficioso realizar retenciones controladas de aire por 10 segundos.

Esta práctica tiene como gran beneficio la facilitación de la asimilación de los alimentos y aumenta la secreción de enzimas digestivas, favoreciendo la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes.

Además, la respiración abdominal, que implica la expansión del abdomen y el movimiento del diafragma, tiene efectos significativos en la circulación sanguínea y el retorno venoso hacia el corazón.

Ejercicio de los labios fruncidos

  • Inhalá por la nariz y luego exhalá lentamente a través de los labios fruncidos, como si estuvieras dando un beso.

  • Este ejercicio ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas por más tiempo, facilitando el flujo de aire.

  • Podés practicarlo durante 10 minutos cada día, concentrándote en respiraciones suaves y controladas.
  • Realizar esta práctica durante 10 minutos por día puede tener múltiples beneficios. (Foto: Pexels)

  • Inflado de globos

    • Inflá entre 10 y 15 globos, respirando previamente por la nariz.

    • Esta aumenta la tolerancia al dióxido de carbono.

    • Si lo necesitás, tomate descansos después de inflar cada 3 o 4 globos.

    Resoplo activo

    • Repetí este ejercicio 8 veces para ayudar a eliminar secreciones de las vías respiratorias bajas.

    • Inhalá una cantidad normal de aire por la boca o la nariz.

    • Luego exhalá de forma activa y prolongada, como si estuvieras empañando un espejo.

    • Evitá toser durante el ejercicio para que sea más efectivo.