

El cuerpo humano está moldeado por millones de años de adaptaciones biológicas. Desde los órganos fundamentales hasta la dispersión del cabello fue cambiando para encajar a la perfección y adaptarse al ambiente al que debían afrontar.
Pero, hay varios enigmas sobre la evolución que continúan generando dudas en la comunidad científica. El mentón, distintivo en Homo sapiens y ausente en los neandertales, generó especulación y debate durante décadas.
La excepción evolutiva: la parte del cuerpo que permanece inexplicable
La mayoría de las partes del cuerpo humano tienen una explicación evolutiva, pero el mentón parece ser la excepción a la regla. Este es un rasgo del Homo sapiens, que no tiene comparación evolutiva no puede verificarse con fenómenos de otras especies.
Algunas hipótesis sostienen que podría haber servido para reforzar la mandíbula en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, aumentar el atractivo o ser la consecuencia de una dieta blanda, debilitando la mandíbula. Pero ninguna teoría se apoya en pruebas verídicas.

La incógnita persistente en la ciencia evolutiva
Hay un límite en la ciencia evolutiva: el mentón. Max Telford, profesor Jodrell de Zoología y Anatomía Comparada en University College London (UCL), explica que los órganos tienen su función explicada en muchas especies, pero este rasgo humano permanece sin demostración.
Una de las mayores incógnitas de la biología evolutiva permanece, hasta la actualidad, una pieza única de la anatomía humana con orígenes que eluden la verificación científica.

La evolución del cuerpo humano corresponde a momentos específicos
Telford explica que el cuerpo humano se puede analizar siguiendo las diferentes ramas del árbol evolutivo. Las incorporaciones en la anatomía tienen que ver con los momentos específicos de la historia de la vida del ser humano.
El seguimiento sobre los cambios evolutivos demuestra que, a lo largo de miles de generaciones, se fueron integrando nuevas funciones y piezas.












