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Un avance médico promete marcar un antes y un después en la cirugía de alta precisión: se trata de bevonesceína, un innovador fármaco fluorescente que hace visibles los nervios durante una operación, ayudando a los cirujanos a evitar daños irreversibles.

El descubrimiento fue desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Nuevo México y ya se encuentra en fase avanzada de ensayos clínicos.

Este compuesto actúa como un marcador biológico, iluminando las fibras nerviosas con un tono verdoso cuando se las expone a una fuente de luz especial en quirófano. El resultado: más seguridad, menos errores y mejores recuperaciones para los pacientes.

¿Cómo funciona la bevonesceína?

La bevonesceína combina una molécula fluorescente con una cadena corta de aminoácidos. Se administra de forma intravenosa antes de la cirugía, y tiene la capacidad de adherirse específicamente al tejido nervioso.

Durante la operación, al utilizar una luz quirúrgica especial, los nervios se iluminan, permitiendo a los profesionales distinguir estructuras críticas que normalmente serían invisibles a simple vista.

Este efecto se prolonga durante varias horas y no deja rastros tóxicos en el cuerpo, ya que se elimina rápidamente a través del metabolismo, lo que garantiza su seguridad.

Su aplicación resulta especialmente útil en cirugías de cabeza y cuello, zonas donde los nervios se entrelazan con vasos sanguíneos y glándulas, haciendo que cada milímetro cuente.

Resultados prometedores en los primeros ensayos clínicos

En una primera fase de evaluación, el nuevo fármaco fue utilizado en 27 pacientes con distintos tipos de cáncer, en procedimientos que incluyeron resección de tiroides y glándulas salivales.

Gracias al uso de la bevonesceína, los equipos quirúrgicos pudieron evitar el daño a nervios esenciales para la movilidad, el habla o la deglución.

Los resultados fueron alentadores: no se registraron efectos adversos significativos, y la visualización nerviosa fue calificada como "muy útil" por los cirujanos participantes.

Actualmente, se desarrolla un ensayo clínico de fase 3 en diez hospitales, cuyo objetivo es medir si la utilización de este fármaco mejora significativamente los resultados posoperatorios. Si los datos confirman su eficacia, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) podría autorizar su uso antes de fin de año.

Más allá del cerebro: aplicaciones futuras

Aunque en principio la bevonesceína fue diseñada para neurocirugías y cirugías oncológicas de cabeza y cuello, sus posibles usos van mucho más allá. Los investigadores prevén su utilización en áreas como:

  • Cirugía de columna

  • Intervenciones ortopédicas complejas

  • Cirugía plástica reconstructiva

  • Tratamientos del sistema nervioso periférico

Además, se están desarrollando versiones del sistema compatibles con lupas quirúrgicas, una opción mucho más accesible que los microscopios de última generación.

Esta adaptación permitiría llevar esta tecnología a hospitales con menos recursos, democratizando el acceso a cirugías más seguras en todo el mundo.