

Un grupo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) descubrió evidencias químicas que podrían pertenecer a un antiguo planeta perdido que habría chocado con la Tierra hace más de 4.500 millones de años.
El hallazgo, publicado en la revista Nature Geosciences, podría reescribir parte de la historia del origen del planeta y ofrecer nuevas pistas sobre cómo se formó la Tierra y la Luna.
¿Qué descubrieron los investigadores del MIT?
El estudio reveló una firma química única en rocas antiguas y profundas de Groenlandia, Canadá y Hawái. Estas muestras presentan un desequilibrio en los isótopos de potasio, un tipo de composición química, que no coincide con la del resto de los materiales terrestres conocidos.
Según los especialistas, esta variación no puede explicarse por procesos geológicos actuales ni por impactos posteriores, lo que sugiere que los fragmentos analizados pertenecerían a la proto-Tierra o a un planeta que existió antes del impacto que dio origen al nuestro.
¿Qué significa la existencia de un “planeta perdido”?
Los modelos más aceptados sobre la formación del Sistema Solar indican que, en sus primeros tiempos, la Tierra primitiva (proto-Tierra) y otro cuerpo del tamaño de Marte, conocido como Theia, colisionaron violentamente. De esa colisión surgieron tanto la Tierra actual como la Luna.
El nuevo estudio sugiere que restos de esa proto-Tierra o de Theia podrían haber sobrevivido intactos en el interior del planeta, conservando su composición original durante miles de millones de años. Esto convierte al hallazgo en la primera evidencia directa de material previo al gran impacto que formó nuestro planeta.

¿Dónde se encontraron estas pruebas?
Los investigadores analizaron rocas en polvo extraídas de Groenlandia y Canadá, regiones que albergan algunos de los materiales más antiguos del planeta.
También examinaron depósitos de lava de Hawái, donde los volcanes han traído a la superficie materiales provenientes de las capas más profundas del manto terrestre.
En esas muestras se detectó un déficit del isótopo potasio-40, una señal que según los científicos no se encuentra en la Tierra moderna y que solo podría haberse originado en materiales formados bajo condiciones diferentes, anteriores al impacto que moldeó el planeta.
¿Qué implica este descubrimiento para la ciencia?
De confirmarse, el hallazgo representaría una prueba tangible de que fragmentos de la Tierra primitiva siguen existiendo en su interior, preservados durante más de 4.000 millones de años.
La profesora Nicole Nie, del MIT, explicó que esta evidencia “podría ser la primera muestra directa de materiales de la proto-Tierra”, lo que ayudaría a comprender mejor los procesos que dieron forma al planeta y al sistema solar temprano.
Además, el estudio demuestra que en investigación historia sobre el tema no hay muestras disponibles de todos los componentes originales con los que se formó la Tierra, lo que abre nuevas líneas de investigación sobre su origen.













