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Detectar los signos tempranos de una enfermedad es fundamental para resguardar lasaluddel cuerpo. Sin embargo, muchas veces se manifiestan en lugares impensados, por lo que suelen pasar desapercibidos para el común de las personas.

Justamente, existe un síntoma en particular que podría ser clave para prevenir enfermedades cardiovasculares y que pocos lo asocian. Se trata de la pérdida de audición progresiva.

Aunque esta condición suele estar asociada a la edad o a la exposición de ruidos fuertes, la sordera también puede ser una señal de alerta temprana sobre el estado de nuestra salud cardiovascular.

¿Qué relación existe entre el oído y el corazón?


El sistema cardiovascular y el sistema auditivo poseen una conexión directa a través del flujo sanguíneo. Esto significa que cualquier alteración en la circulación, como sucede en la insuficiencia cardíaca o en enfermedades vasculares, también puede afectar nuestra capacidad de escuchar.

Estudios recientes han demostrado que la pérdida de audición súbita o acelerada puede ser un reflejo del deterioro del sistema vascular.

Por tales motivos, los especialistas lo comenzaron a denominar como "síntoma silencioso":una pérdida de audición que no responde a causas externas y que puede actuar como señal temprana de problemas en el corazón, especialmente en personas mayores de 50 años.

Según investigaciones publicadas por la Universidad de Johns Hopkins, las personas con pérdida auditiva tienen un riesgo hasta 54% mayor de sufrir enfermedades cardíacas que aquellas con audición normal.

Esta conexión se debe a que una mala circulación compromete el riego sanguíneo en el oído interno, un órgano altamente sensible a los cambios vasculares.

¿Cuándo debo consultar al médico?


Los expertos recomiendan no subestimar ningún cambio en la capacidad auditiva, especialmente si se presenta de manera repentina o sin una causa evidente.

La pérdida auditiva no debe considerarse únicamente un proceso natural del envejecimiento, sino también un posible síntoma de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o arteriosclerosis.

Por eso, realizar chequeos periódicos puede convertirse en una herramienta simple y eficaz para la detección precoz de cualquier tipo de afección.