

Durante décadas, los bosques del oriente ecuatoriano fueron considerados vírgenes. Se creía que nunca habían sido modificados por el ser humano.
Sin embargo, una investigación publicada en Nature Communications reveló que en el valle del río Upano existió una civilización que cambió por completo el paisaje amazónico.
El hallazgo incluye calles, plazas, canales y cultivos planificados que funcionaron durante más de mil años.
El estudio, liderado por el paleoecólogo Mark Bush (Florida Tech) y la experta en ecología histórica Crystal McMichael (Universidad de Ámsterdam), analizó sedimentos del lago Cormorán y utilizó tecnología LIDAR para mapear el terreno bajo la selva.
Los resultados muestran unared urbana de más de 300 km², con miles de montículos, caminos y estructuras ceremoniales.
¿Qué encontraron los científicos?
Los investigadores perforaron casi seis metros en el fondo del lago y reconstruyeron 2.700 años de historia ecológica.
Detectaron restos de cultivos como maíz, yuca, calabaza y batata, además de una gran cantidad de polen de aliso, lo que indica que los habitantes practicaban silvicultura planificada.

También hallaron evidencia de campos elevados, canales de riego y sistemas para recolectar peces durante las inundaciones.
La ciudad contaba con calles de hasta 15 metros de ancho, plataformas rectangulares y sistemas hidráulicos que permitían controlar el agua en una zona propensa a inundaciones. Los investigadores comparan este nivel de ingeniería con el de otras civilizaciones precolombinas como los mayas o los incas.
¿Qué pasó con esta civilización?
El estudio descarta que la ciudad haya desaparecido por una catástrofe. No hay evidencia de cenizas volcánicas ni signos de abandono repentino. En cambio, los datos muestran una retirada progresiva y un aumento de la vegetación natural.
La zona tuvo una segunda ocupación entre 1500 y 1800 d.C., pero luego fue abandonada definitivamente.
Lo más sorprendente es que el bosque que hoy cubre el valle del Upano no es tan antiguo como se pensaba. Tiene apenas unos 150 años y creció sobre las ruinas de esta civilización. Lo que se consideraba "selva virgen" es, en realidad, un ecosistema joven que se desarrolló sobre caminos, campos y templos olvidados.













