En esta noticia

A lo largo de la historia, la Luna ha sido un permanente objeto de interés e investigación científica. Desde la histórica llegada del Apolo 11 en 1969 hasta el desarrollo del programa Artemis para fomentar el desarrollo humano sobre el principal satélite natural de la Tierra, la Luna continúa ocupando un lugar central para el estudio astronómico.

En ese sentido, un equipo internacional de científicos confirmó un aspecto clave de este cuerpo celeste que se mantenía como un misterio: su núcleo interno es sólido, muy similar al de la Tierra y con una densidad cercana a la del hierro.

El hallazgo, publicado en la revista Nature, pone fin a un debate de décadas sobre la estructura lunar y podría reescribir nuestra comprensión del sistema solar.

¿Qué hay en el interior de la Luna y por qué cambia lo que creíamos del espacio?

Según el estudio liderado por Arthur Briaud, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, el núcleo de la Luna está compuesto por dos capas diferenciadas: una externa fluida y una interna sólida, similar a la estructura del eje de la Tierra. Está última región cuenta con una densidad de 7.822 kg/m³, muy similar a la del hierro.

La primera tiene un radio de aproximadamente 362 kilómetros, mientras que el núcleo sólido alcanza un total de 258 kilómetros. En conjunto, estas dos constituyen alrededor del 15% del radio total.

El estudio también reveló que el segundo componente dispone de una densidad similar a la del hierro, lo que confirma que comparte ciertas características con el eje terrestre. Este hallazgo proporciona nuevas pistas sobre el campo magnético y su evolución a lo largo de millones de años.

¿Cómo descubrieron el núcleo sólido?

La investigación utilizó datos de distintas misiones espaciales y de varios experimentos de alcance lunar para modelar con precisión perfil estimado del interior de la Luna.

En detalle, desarrollaron nuevas simulaciones que combinaron datos sísmicos, deformaciones gravitacionales y cambios en la distancia entre la Tierra y la Luna. Los resultados coinciden con una hipótesis propuesta en 2011 por científicos de la NASA, que ya había señalado un posible núcleo sólido.

¿Por qué es importante este descubrimiento?

Este descubrimiento es importante porque permite conocer el proceso de formación y evolución del satélite natural. Refuerza la idea de que la Luna tuvo un campo magnético fuerte en sus primeros mil millones de años, generado por la actividad interna de su núcleo.

La Luna solía tener un campo magnético extremadamente poderoso, pero este desapareció hace miles de millones de años. Según los investigadores, el movimiento del núcleo interno generó corrientes eléctricas que crearon un campo de inducción magnética. Sin embargo, cuando el núcleo interno comenzó a enfriarse, el campo magnético se perdió.

De esta forma, comprender cómo se formó y se desactivó ese campo podría aportar claves sobre la historia temprana del sistema solar y sobre el origen de otros cuerpos celestes.