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Los químicos que se encuentran en sartenes y otros utensilios de cocina antiadherentes fueron puestos en discusión por investigaciones debido a que en muchas ocasiones producen daño en la salud. Sin embargo, se siguen utilizando.

Las PFAS (por sus siglas en inglés) son sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas que forman parte de compuestos fabricados por el hombre. Son llamadas "químicos permanentes", porque pueden permanecer indefinidamente en el medio ambiente y el cuerpo humano y a veces con efectos tóxicos.

Linda Birnbaum, ex directora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental del gobierno de Estados Unidos, asegura que se sentía cada vez más incómoda con los utensilios de cocina fáciles de limpiar ya que frecuentemente contienen PFAS.

Estos químicos ya se encuentran dispersos por casi todos los rubros del mercado: recibos de la farmacia, en un sofá resistente a las manchas, espumas de los extinguidores, tanques de agua y en los utensilios de la cocina.

Químicos: ¿Qué son las PFAS?

"Los PFAS son una enorme familia de sustancias químicas que llegan hasta 15.000 compuestos diferentes o más. Cada uno contiene un enlace flúor-carbono que les confiere propiedades únicas de resistencia a las manchas, a la grasa y al agua", explica Tasha Stoiber, científica principal del Grupo de Trabajo Ambiental.

Oficialmente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. dicen que los efectos de la exposición a PFAS en la salud humana requieren más investigación. Pero reconocen que los estudios en animales indican que pueden afectar el sistema inmunológico y dañar el hígado, entre otras enfermedades.

"Hay suficiente historial médico para decir que estos compuestos causan problemas de salud bastante graves. Sería difícil encontrar a alguien que diga que esto no tiene un impacto en la salud", explica Keith Vorst, director del Consorcio de Protección de Polímeros y Alimentos de la Universidad Estatal de Iowa.

Químicos: ¿qué diferencias hay entre PFAS y el BPA?

El BPA (bisfenol-A) proviene de una clase de productos químicos completamente diferente al de las PFAS y se utiliza para fabricar plásticos. El químico se encuentra en protectores de las latas de alimentos, gaseosas, selladores dentales, juguetes de plástico y otros productos.

Al igual que sobre las PFAS, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedadesaleganque los efectos del BPA sobre la salud son "desconocidos", a la vez que reconocen que se ha demostrado que afecta los sistemas reproductivos de los animales de laboratorio.

"Es básicamente un estrógeno ambiental. Puede alterar las hormonas del cuerpo y provocar problemas, como un mayor riesgo de cáncer de mama, problemas de fertilidad, cosas así", afirma Stoiber.

Químicos: dónde se encuentran

Las distintas investigaciones realizadas son contundentes: estos químicos pueden encontrarse en todos lados. Las sartenes antiadherentes son las más conocidas, pero hay una variedad de recipientes de alimentos que pueden contener algún tipo de PFAS o BPA.

Los PFAS son más engañosos y frecuentemente pueden encontrarse en cajas de pizza y bolsas para microondas. "Sabemos que las personas que consumen más comida rápida tienden a tener niveles más altos de PFAS, que las personas que comen mayor cantidad de alimentos recién preparados", dice Birnbaum.

"Los alimentos también pueden estar contaminados con PFAS a través del suelo, el agua y el aire donde se cultivan", informó el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales . Esto incluye productos agrícolas, pero también pescados y mariscos .

Adiós a los químicos: ¿cómo hacemos para evitarlos?

  • Usar sartenes sin revestimiento antiadherentes.

  • Cocinar en nuestras casas con ingredientes integrales.

  • Si usás sartenes antiadherentes, no sobrecalentar la comida ya que si quemás la comida quedá más expuesta a los químicos de la sartén o los vapores.

  • No calentar la comida en recipientes de plástico.

Estos consejos pueden ayudar, pero probablemente no generarán una cocina completamente libre de contaminación, ya que el mundo está demasiado saturado con químicos permanentes. "Es imposible salir de esto comprando", dice Stoiber.

Sin embargo, estudios demuestran que pequeños cambios pueden reducir las cantidades mensurables de PFAS en la sangre de una persona. De esta manera, muchos de estos comportamientos marcan la diferencia.

Los especialistas aseguran que el uso de PFAS y BPA no se interrumpe porque hasta el momento no se ha creado una química alternativa que sea tan rentable y que tenga el mismo rendimiento de estos materiales.

Por el momento evitar consumir estos químicos corre pura y exclusivamente por cuenta de los consumidores.