

Son muchos los beneficios que podrían devenir de la generación distribuida mediante fuentes renovables: creación de empleo, descentralización del sistema, reducción de costos y movilización de economías regionales, entre otros. No sorprende, en consecuencia, que la ley que le otorgue marco nacional -un proyecto que aún no fue tratado por el Congreso- sea ampliamente anticipada por el sector. A ello se refirió Marcelo Alvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader), durante su participación en Energyear.
"Tanto por lo que actualmente estamos pagando por los motores con combustibles fósiles ubicados en diversos lugares del país (distribuida, para la gestión anterior) como por los compromisos climáticos que la Argentina asumió a nivel internacional, la distribuida es una buena opción", comenzó el especialista, aunque advirtiendo que, con solo permitirla legalmente, no se va a tender a una mayor instalación distribuida.
"Es importante tener en cuenta los instrumentos fiscales y financieros", subrayó Alvarez, y profundizó: "Si no hay un fondo claro para la distribuida -con un trámite dinámico, al que las provincias puedan acceder-, la norma va a quedar como una ley nacional, pero sin adhesión de las provincias, que van a seguir con sus propios marcos".
Uno de los errores a evitar, por otra parte, es considerar que se puede integrar el componente nacional en toda la cadena de valor. "Sí, quizás, se pueden desarrollar algunas partes, tal vez no para las primeras rondas del Plan RenovAr, pero sí de ahí en adelante", concluyó.













