Las compañías francesas obtuvieron un recorte de impuestos por 10 mil millones de euros (u$s 15.500 millones) en una de las mayores reformas estructurales desde que Nicolas Sarkozy asumió el poder hace dos años.

La jugada ha sido bienvenida por la industria, que dice que penaliza la inversión. Pero disminuir los impuestos significa que se retrasan los serios esfuerzos de reducir el déficit público en ascenso incluso a medida que la economía se recupera.

La reforma -descrita como un “shock de competitividad por François Fillon, el primer ministro, a principios de esta semana- costará 12 mil millones de euros el próximo año y será parcialmente compensada con la introducción de un impuesto de carbono a los combustibles para transporte y uso de energía que le costará a las empresas 2 mil millones de euros.

En una extensión del paquete de estímulo que muestra que el gobierno no está apurado por retirar su apoyo discrecional a la economía, compañías muy pequeñas se beneficiarán, por segundo año, de reducciones en los cobros de beneficios sociales a cambio de la contratación de más personal.

Siguiendo a una caída de los ingresos por impuestos empresariales mayor a la esperada, Fillon revisó al alza el pronóstico del gobierno para el déficit público, desde 7%-7,5% a 8,2%. “A menos que haya fuertes medidas en 2011, estaremos en el mismo escenario que Italia, Grecia, España y Portugal , dijo Laurence Boone, economista jefe de Barclays Capital France.

Analistas aseguran que mientras Alemania ha insertado un compromiso de presupuesto balanceado en su constitución y España ha anunciado aumentos de impuestos, Francia no ha entregado esas reafirmaciones. Sarkozy, por el contrario, se ha enfocado en mayor gasto y préstamos.