

“Empezamos con un amigo hace 40 años como un juego para solventar nuestros estudios. Fabricábamos sobres de papel de regalo en forma artesanal , recuerda Roberto Guerrieri, presidente de Romipack.
Al poco tiempo, su amigo devenido en socio se abrió paso como periodista deportivo y él aprovechó para darle personalidad jurídica al emprendimiento.
“A partir de ahí no paramos de crecer, todo lo que entraba lo reinvertíamos en la fábrica, hasta que el plan de convertibilidad nos impulsó a traer maquinaria de última generación del exterior, compré una impresora y una confeccionadora con los créditos blandos que había en esa época y eso nos catapultó al éxito en el mercado local .
Pasaron de fabricar únicamente bolsas artesanales a sumar una amplia gama de mercadería: bolsas automáticas, bolsas artesanales de cartulina o con manija de papel plano, entre otras, siempre destinadas a los 1.200 clientes de primeras marcas de indumentaria, calzados, laboratorios y chocolates.
“Fuimos creciendo desordenadamente, más de lo que esperábamos. Compré los inmuebles vecinos de la zona porque no teníamos suficiente espacio, hasta que en 2.000 nos mudamos a un predio de 8.000 metros cuadrados en el Parque Industrial La Cantábrica, en Morón , recuerda el empresario.
Este lugar está considerado como una planta modelo en Sudamérica, cuenta con la certificación de normas de calidad ISO 9002 y próximamente tendrá la ISO 14.001.
Además, emplea a 120 personas y alcanzó en el 2003 una facturación de $ 14,7 millones, que prevén aumentar en un 40% este año.
“Es lo que soñé toda mi vida, pero no pensaba que podía convertirse en lo que somos hoy , confiesa Roberto.
El primer revés
La etapa de la devaluación “fue dura porque teníamos pendientes deudas en dólares, sumado a que debimos reemplazar los insumos de papel que importábamos de Suecia y Finlandia por marcas nacionales , dice.
Sin embargo, paradójicamente, la crisis les abrió el camino inexplorado de la exportación. “Contratamos a una consultora que nos ayudó a incursionar primero en Chile y Uruguay, para luego sumar España .
El año pasado destinaron 3,7 millones de bolsas a lugares como Panamá, Reino Unido y Paraguay, y durante el primer semestre de 2004 ya exportaron 1,7 millones, cifra récord para la empresa.
“Lo que noto es que el argentino tiene una virtud innegable: la exigencia y mejora continua del producto. Los chilenos son más gasoleros, no cuidan tanto la imagen, por eso nuestro nivel de calidad es equiparable a los estándares europeos , comenta.
Para llegar a todos los rincones del país cuentan con un aceitado sistema de distribución que consiste en vehículos propios para las entregas en Capital Federal, servicios expreso para el interior y representantes de la marca en Córdoba, Rosario y Mendoza.
A pesar del crecimiento febril que experimentan, el obstáculo más difícil que enfrentan es “crecer sin créditos comerciales ni financieros, dependiendo sólo del capital propio, sumado a las condiciones de compra y venta adversas, por eso ahora tenemos todos nuestros cañones apuntando hacia afuera , cuenta.
No claudican: sus valores siguen siendo la seriedad, el compromiso con la calidad y “el agradecimiento con los clientes, algunos que están a nuestro lado hace más de 30 años , dice.
Parece que el futuro les tiene reservadas más satisfacciones porque “con la reciente compra de una impresora offset en la Feria Internacional Drupa de Alemania que nos costó 600.000 euros, podremos concentrar todo el trabajo en una sola y lograr una calidad de impresión aún mejor , concluye.










