

La canadiense McCain importará seis líneas de aperitivos salados para vender en restaurantes. Se trata de productos congelados, la especialidad de la firma. La lista va desde aros de cebolla y bolitas de papa y crema, hasta bocaditos de aceituna o bastones de provolone.
La compañía prevé ventas anuales por 3 millones de pesos para estos productos, con un crecimiento del 25% anual. “Los productos se importarán de Brasil y Estados Unidos. Una vez que alcancemos los volúmenes deseados, estudiamos una línea de producción en el país , dice Javier Montenegro, gerente de Marketing de McCain.
En la primera etapa, los productos se comercializarán en el canal gastronómico. Si la operación adquiere relevancia, estarán disponibles al público en los comercios habituales, como autoservicios, almacenes y supermercados.
En caso de que se decida la inversión, una línea de montaje apropiada para estos productos demandaría una inyección de capital cercana a los 3 millones de dólares. Pero todavía habrá que esperar. La recuperación en congelados, que se refleja en las investigaciones sobre consumo, ayuda.
El año pasado, McCain desembolsó $ 12 millones para poner en marcha una línea de papas noisettes. Se trató de una instalación que tuvo como objetivo el reemplazo de productos que antes traía de Bélgica.
La compañía, que factura u$s 100 millones anuales, obtiene la mayoría de sus recursos de las exportaciones, fundamentalmente a Brasil. De hecho, menos del 15% de la producción de papas se consume en el mercado local.










