Hace una década, términos como murabaha (préstamo respaldado por activos), sukuk (bono) y takaful (seguro) se perdían en la gran mayoría de bancos occidentales.

Pero el crecimiento del sector financiero islámico llegó a un punto en que varios de los grandes bancos de inversión temen perder oportunidades si no pueden hacer la traducción.

Citibank, UBS Warburg y HSBC abrieron divisiones bancarias islámicas en Medio Oriente, mientras que el estado alemán de Saxony-Anhalt demostró su interés por los productos islámicos fuera del mundo musulmán en agosto, cuando emitió un sukuk o bono islámico por u$s 125 millones.

En su búsqueda por instrumentos financieros que cumplan con la estricta norma del Corán que rige los intereses (riba) y las pautas sobre la inversión ética, los banqueros islámicos y los juristas de la Sharia tienen buena suerte.

El clima geopolítico y económico en Medio Oriente está apuntalando el crecimiento y la innovación, como así también la demanda proveniente de musulmanes que quieren manejar sus propias finanzas de acuerdo a su religión.

Los altos precios del petróleo ayudan a registrar superávits presupuestarios en los estados del Golfo donde se produce crudo; y si bien la mayor parte de la riqueza personal acumulada de la región, cerca de u$s 1,5 billones, todavía está invertida en el exterior, los bancos dicen que la fuga de dinero fresco es menor.

Tras el 11 de septiembre de 2001, volvieron algunos fondos provenientes de destinos tradicionales, como Estados Unidos, debido al clima político o porque los actualmente prósperos mercados del Golfo ofrecen retornos más atractivos.

La mayor liquidez en Medio Oriente es una buena noticia para los bancos islámicos, que todos los meses celebran su “primera operación con estructura islámica del tipo o “la más grande hasta el momento .

Hace diez días, asesores de Erick Meyer, una administradora de fondos con casa matriz en EE.UU., anunciaron el lanzamiento de un nuevo hedge fund islámico. Si bien este y otros fondos de alto riesgo todavía están en estado embrionario, el crecimiento en el mercado de los bonos islámicos desde su infancia en 2000, indica que será rápida la aparición de otros instrumentos nuevos diseñados para brindar tasas de retorno superiores a los plazos fijos.