En un reciente congreso del sindicato de trabajadores metalúrgicos en La Habana quedó demostrado que ha cambiado poco desde que Fidel Castro, ex presidente de Cuba, se enfermó hace casi dos años y cedió temporariamente el poder a su hermano Raúl para luego renunciar y entregar el liderazgo del país en febrero de este año.

No se habló de competencia, de mercados, de huelgas o de cualquier otra acción contra la conducción, o de convertir las empresas estatales en cooperativas. Los discursos pedían a los miembros trabajar más por Cuba. Fidel, Raúl y la revolución resonaban en el salón como ha sucedido durante décadas. “La clave está en el perfeccionamiento empresarial , rezaban las pancartas.

El encuentro del sindicato es la última evidencia de que el debate impulsado por Raúl Castro hasta ahora se inclina a favor de aquellos que quieren perfeccionar una de las economías más estatistas del mundo –y no desmantelarla– usando un modelo de negocio desarrollado cuando el presidente era ministro de Defensa para mejorar el desempeño de los proveedores de las fuerzas armadas.

El perfeccionamiento empresarial se basa en la adopción, en empresas estatales, de prácticas modernas de gestión y contables a menudo aplicadas en corporaciones privadas,

“El perfeccionamiento empresarial no tiene analogía exacta en las economías capitalistas y no proviene de los modelos de reforma de otros países socialistas, escribió Phil Peters, experto en Cuba en el Lexington Institute en Virginia, en un estudio sobre el modelo económico aplicado por los militares.

Raúl Castro firmó una ley en agosto de 2007 ordenando a las 3.000 compañías estatales que adopten el modelo. La política no contradice sus recientes medidas para levantar las restricciones al uso de teléfonos celulares, computadoras y otros productos y servicios, ni con las asociaciones con compañías extranjeras y más iniciativas privadas. La mayor parte de la economía y sus industrias principales y finanzas se mantendrán en manos estatales.