La temporada de fin de año está resultando bastante parecida a lo que se vio durante la crisis del verano boreal, por lo menos para aquellos que dependen de los mercados de crédito.

Se suponía que a estas alturas ya todos tenían que haber achicado posiciones y cerrado el libro, dejando en manos de unos pocos contadores y abogados especializados en impuestos la tarea de trazar la línea para cerrar el 2007. Pero las cosas no van a ser así.

Parece que cada semana sale a la luz un vasto y definitivo plan para solucionar el problema del congelamiento del mercado de crédito. Sin embargo, en cada caso, el plan definitivo es descartado por el mercado en un par de días.

El problema es que a los economistas del sector monetario oficial, y particularmente a los de la Reserva Federal de Estados Unidos, les cuesta admitir que sus modelos ya no están funcionando.

La parte más interesante del gigantesco plan transnacional anunciado la semana pasada por los principales bancos centrales del mundo para fomentar la liquidez es la línea de canje interbancario: el Banco Central Europeo puede retirar miles de millones de dólares provistos por la Fed. De esta manera, gracias a la magia de la globalización, tenemos billetes de dólar que salen de los libros de los bancos y las casas de bolsa del mundo y entran en los libros de los bancos centrales.

Esto no será suficiente. En última instancia, la Fed tendrá que asumir un papel más directo. Y tendrá que haber más ventas de capital accionario por parte de los bancos y las casas de bolsa. Los compradores seguramente serán los fondos de riqueza soberana.

Pero, por si esto no ocurre y todo termina en una megacrisis, las compañías de Wall Street ya están empezando a comprar paracaídas.

Un mail que me llegó la semana pasada describe un programa que ofrece Goldman Sachs y que se denomina Large Bank Basket-Stability Notes. Las notas se refieren a una canasta de 50 acciones del sector bancario y tienen un vencimiento a tres años.

En esta estructura, que decididamente no está destinada al sector inversor minorista, los inversores ganan 10% anual por cada acción de referencia, siempre que el precio de ese papel no decline más de 50% en los próximos tres años.

Es de suponer que Goldman Sachs asume la posición pesimista en esta apuesta como parte de una estrategia global de cobertura en caso de gap risk, o sea de desastre. Dado lo poco satisfactorios que han sido hasta ahora los resultados de los enfoques alternativos, no es sorprendente que la gente más astuta esté comprando su seguro con antelación.